Una “dieta ideal” debe contar con proteínas, grasas y carbohidratos, los tres grupos de alimentos que más nutrientes aportan a nuestro organismo. De los tres, los carbohidratos son los que proveen la energía necesaria para que el cuerpo funcione adecuadamente.
Esto es así gracias a dos factores. Primero, a las moléculas de azúcares que componen los carbohidratos y que representan la única fuente de alimento para las células de la sangre (eritrocitos) y las del cerebro (neuronas). Eritrocitos y neuronas bien alimentadas hacen que el organismo se mueva como debe. Y segundo, a su capacidad para fermentarse, lo que permite mantener una flora intestinal saludable. El buen estado de la flora intestinal mejora la absorción de los nutrientes y aumenta la inmunidad ante las enfermedades.
Todo esto es posible siempre y cuando un porcentaje equilibrado de estos carbohidratos sean complejos o provengan de granos integrales. Estos los encontramos en cereales, legumbres, verduras, frutas y derivados del pan que no estén refinados. De acuerdo con especialistas de la Clínica Mayo, la mayoría de las personas no consumen suficientes lo que podría estar afectando su salud.
En los últimos años, el incremento en el consumo de harinas refinadas ha estado acompañado de un aumento en la obesidad y en el padecimiento de problemas cardíacos y enfermedades como la diabetes. Se ha comprobado que un mayor consumo de puede prevenir y ayudar a controlar estos padecimientos.
¿Cómo consumirlos de manera equilibrada en la dieta diaria? Los expertos de la Clínica Mayo recomiendan que al menos la mitad de los granos que se consuman sean integrales, como arroz, frijol, harina y pasta. Por ejemplo, se puede desayunar cereales de granos integrales como hojuelas de salvado, trigo triturado o avena, y cenar sándwiches usando panes o rollos integrales. También se puede reemplazar el arroz blanco por arroz integral o silvestre para usarlo en sopas, estofados, guisos y ensaladas a la hora de la comida. No hay que excederse en el consumo pues puede producir una absorción deficiente de algunos nutrientes como zinc, hierro y calcio.
Los productos elaborados con harina integrales tienen la ventaja adicional de generar una sensación de saciedad, lo que ayuda a no sobrepasar la cantidad de calorías recomendadas al día. Dependiendo de las actividades que se realizan, en términos generales para un hombre adulto se recomienda consumir entre 2,500 a 4,000 calorías diarias y para una mujer adulta entre 2,100 y 3,000.
Referencias:
Nutrición y comida saludable. Clínica Mayo
Granos integrales que deben estar en tu dieta
La importancia de los alimentos integrales en nuestra dieta
Qué son los hidratos de carbono