El uso de algunos cultivos mejorados genéticamente reduce la aplicación de agroquímicos y ayuda a la protección del ambiente. Al mejorar la resistencia a insectos, plagas y controlar la maleza, se ha evitado el uso de 671 millones de kilos de ingrediente activo de pesticidas entre 1996 y 2016, es decir, se redujo 8.2% el uso de agroquímicos en el mundo, de acuerdo con el Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Agrobiotecnológicas (ISAAA).
Los beneficios en el ambiente también incluyen la reducción de emisiones de CO2, porque se disminuye la utilización de maquinaria para la aplicación de agroquímicos y se evita el arado o labranza, gracias a una técnica conocida como labranza cero.
Estas acciones evitaron la emisión de 27 mil millones de kilogramos de CO2 en 2017 en todo el mundo, el equivalente a sacar de circulación 16.7 millones de autos.
Cultivos mejorados por todo el mundo
En 2017, 17 millones de agricultores se vieron beneficiados por los cultivos biotecnológicos. Más de 30 países han trabajado para sumar 2,300 millones de hectáreas de cultivos biotecnológicos desde 1996. Desde entonces, 67 países han adoptado estos cultivos, 24 los plantan y 43 los importan.
Los cultivos mejorados que están autorizados para su venta son maíz, soya, algodón, canola, remolacha azucarera, alfalfa, berenjena, papaya, calabaza, manzana y papa. Todo esto se produce con el objetivo de disminuir las pérdidas en la producción del campo.
De los países que han adoptado esta tecnología, 10 se encuentran en América Latina. Las economías de México, Costa Rica, Honduras, Colombia, Bolivia, Brasil, Paraguay, Chile, Uruguay y Argentina descubrieron los beneficios que brindan estos productos a sus agricultores y a su calidad de vida.
Aunque depende del tipo de mejoramiento, muchos de estos cultivos tienen una mayor resistencia a herbicidas específicos para controlar malezas, enfermedades y/o adaptación a condiciones climáticas adversas.
Los beneficios de este tipo de cultivos ayudan a mejorar la eficiencia para la producción y a conservar la biodiversidad, evitando la deforestación por el avance de la frontera agrícola.
También son los únicos cultivos que, para poder ser comercializados, deben pasar una prueba que garantice la seguridad para el medio ambiente y los consumidores.
Por todas estas razones se considera que contribuyen a que la agricultura sea más sostenible, y las generaciones que vienen tengan un mejor futuro.