Los herbicidas de amplio espectro, cuyo ingrediente activo es el glifosato, son productos de gran importancia en el sector agrícola a nivel internacional, ya que tienen un papel protagónico frente a los retos de sanidad vegetal y seguridad alimentaria de las próximas décadas.
Gracias a su perfil ambiental y toxicológico favorable, el glifosato ha logrado entrar a los mercados de 160 países durante las más de cuatro décadas que ha estado a la venta; asimismo, Se estima que, sin la aplicación de fitosanitarios, la producción mundial de frutas, hortalizas, forrajes y fibras caería un 40% por acción de las plagas (malezas, pestes y enfermedades).
Además de la gran importancia de este herbicida en el mercado internacional, múltiples revisiones de regulación fitosanitaria han clasificado al glifosato como una sustancia que no representa ningún tipo de riesgo para la salud humana.
El alcance de este herbicida no se limita a su aplicación práctica, ya que también cuenta con beneficios sociales a nivel nacional e internacional. Para entender a profundidad el impacto multidimensional de esta sustancia, es necesario entender su funcionamiento a nivel agrícola para posteriormente conocer la cadena virtuosa que genera su uso.
El glifosato a fondo
El combate de las malezas ha sido una práctica que se remonta a los inicios de la agricultura; el desmalezado manual fue una de las primeras técnicas en utilizarse para evitar que los cultivos perdieran luz solar, agua y nutrientes del suelo a causa de las malezas. Sin embargo, la técnica anterior requiere de una gran cantidad de mano de obra y necesita mucho tiempo.
Fue hasta la llegada del imperio romano que se exploraron los métodos de control químico, siendo posteriormente los siglos XIX y XX de la nueva era los más importantes para el desarrollo de agroquímicos.
Los primeros herbicidas fueron introducidos a partir 1940, y en la década de los setenta se introdujeron por primera vez herbicidas a base de glifosato al campo, siendo un claro ejemplo de que los métodos de control químico de malezas alcanzaron un nivel de sofisticación donde la productividad y la sostenibilidad pueden coexistir.
El glifosato es un inhibidor de la enzima EPSPS, la cual está presente en las malezas, lo que facilita la gestión integral de las mismas y permite a los productores mantener la sanidad en sus cultivos, puesto que algunas malezas poseen características que pueden llegar a contaminar gravemente las cosechas, provocando pérdidas catastróficas.
La aplicación del herbicida en su mayoría se realiza mediante la pulverización sobre los cultivos, directamente sobre las malezas y pastos antes de sembrar o antes de que emerjan los cultivos, o de manera pos-emergente, sobre cultivos tolerantes.
Organismos internacionales como la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA, por sus siglas en inglés) reconocen que el glifosato no representa ningún riesgo para la salud humana. Además de lo anterior, el herbicida cuenta con las siguientes características medioambientales:
- No es volátil: es muy poco probable que se presenten problemas que afecten la vegetación alrededor del campo en que se utiliza.
- Unión a partículas del suelo: Reduce su biodisponibilidad inmediatamente después del uso, lo que permite que se utilice de manera segura para la siembra sin dañar los cultivos.
- Degradación microbiana: Se degrada biológicamente en el tiempo por los microorganismos del suelo a productos naturales, como el dióxido de carbono y el fosfato.
- Nula bioacumulación: El glifosato no se bioacumula, por lo tanto, no se magnifica a través de la cadena alimenticia. Los estudios en animales muestran que puede existir una retención mínima de glifosato en los tejidos, y si se produjera tal exposición, el glifosato se eliminaría rápidamente.
- Organismos del suelo: Los efectos del glifosato en microorganismos y macroorganismos del suelo (por ejemplo, lombrices de tierra, colémbolos) se han evaluado exhaustivamente y se ha demostrado que no representan un riesgo en concentraciones ambientalmente relevantes. Estudios realizados anualmente durante 19 años, han demostrado que el glifosato no presentó efectos sobre la biomasa del suelo o la respiración microbiana.
Cadena Virtuosa
El horizonte de productividad y sustentabilidad que amalgama el glifosato sobrepasa los límites del sector agrícola; este herbicida puede generar un impacto positivo en las comunidades rurales, urbanas y en la economía nacional, así como en la global.
La cadena virtuosa del glifosato contempla beneficios primarios y secundarios. Los primarios se traducen en ganancias directas esperadas de su uso en el sector agrícola. Por ejemplo, el efecto de erradicar malezas que impide a los cultivos obtener los suficientes recursos naturales de su entorno, tiene como resultado un mayor rendimiento y mejora notablemente la calidad de estos.
Por otro lado, los beneficios secundarios son menos intuitivos y poco inmediatos (son mayormente consecuencias a largo plazo), sin embargo, pueden ser poderosas justificaciones para el uso de herbicidas. Por ejemplo, un mayor rendimiento del sector agrícola en México podría aumentar el PIB nacional, con lo que habría recursos que podrían destinarse a la salud o educación, lo que conduce a una población más sana y mejor educada.
Los resultados sugieren que a nivel comunitario, la mayoría de los los beneficios son sociales, con algunos beneficios económicos convincentes también. A nivel nacional, los beneficios son principalmente ecológicos y sociales, mientras que de manera global los beneficios ambientales son los más importantes.
Referencias
EPA
Glyphosate Renewal Group
Science Direct