Promover mejores condiciones laborales para el trabajo que ya realizan las mujeres en el campo es la mejor alternativa para combatir la pobreza extrema.
En los países en desarrollo, 40 de cada 100 trabajadores del campo son mujeres, y de esas 40, menos de 12 tienen acceso a recursos. Si esas 40 mujeres tuvieran el mismo acceso a recursos productivos que los hombres, aumentarían el rendimiento de sus explotaciones agrícolas en 30% e impactarían el número de personas hambrientas en el mundo en 17%, estima la FAO.
De acuerdo con el reporte “El estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo”, 815 millones de personas pasan hambre, por lo que cerrar la brecha de género en el campo reduciría esa cifra en 150 millones de personas. De hecho, el estudio advierte que los Objetivos de Desarrollo del Milenio sobre igualdad de género están vinculados con los retos de pobreza y seguridad alimentaria, por lo que atajar ambos pondría más recursos en manos de las mujeres y “reforzaría su voz” al interior de sus familias.
Por ello la insistencia en incidir en las políticas públicas que promuevan acciones de equidad y que empoderen a uno de los sectores más vulnerables de la sociedad, especialmente a partir de lo que se conoce como la “feminización de la pobreza”: por cada 10 personas en situación de pobreza en el mundo, siete son mujeres.
En México, 25.6% de las llamadas Unidades Económicas Rurales (UER) están encabezadas por mujeres. Su desempeño influye los resultados totales de producción e ingreso de las familias rurales, por lo que se convierten en “elemento estratégico” para incidir en el nivel de vida del sector rural, de acuerdo con la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa).
Sin embargo, existe una situación promedio “desventajosa” para las UER con jefatura femenina, señala el “Análisis de perspectiva de género en el sector rural y pesquero de México”. El cuidado de los niños y los ancianos, la alimentación de la familia y la misma labranza de la tierra son actividades con baja remuneración económica o sin ingreso que alejan a las mujeres de los financiamientos formales para adquirir herramientas que incentivan la productividad en el campo.
Referencias
“El estado mundial de la agricultura y la alimentación” (FAO)
“El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2017” (FAO)
“Análisis de perspectiva de género en el sector rural y pesquero de México” (SAGARPA)