Hace décadas que en México la siembra ya no depende de la temporada de riego, por lo menos no en su totalidad.
Hoy agricultores de al menos 35 de los 2,457 municipios del país, cuentan con un sistema de presas y pozos que les permite regar sus cultivos cuando es necesario. Estos forman parte de los productores que aportan la cuarta parte de la producción agrícola nacional y que emplean 12.5% de la superficie cosechada.
A los terrenos de estos agricultores se les llama “Tierras de Riego”, se encuentran principalmente en estados que son áridos y con climas extremos o que no tienen fuentes de agua constantes como Chihuahua, Baja California Sur, Sinaloa o Sonora. Esto les permite producir tomates, manzanas, uvas, guayaba, maíz, alfalfa, garbanzos, papas y otros productos con una presencia importante en el mercado agrícola nacional.
Incluso hay estados que a pesar de tener fuentes de agua cerca, cultivan productos que tienen requerimientos de agua específicos y que se benefician de sistemas de riego como es el caso de Michoacán con el aguacate.
Entre los municipios del país cuyo valor de su producción agrícola depende casi al cien por ciento de las tierras de riego se encuentran Caborca, en Sonora, con su producción de espárrago, u Ojinaga, en Chihuahua, con su producción de algodón.
De acuerdo con el Servicio de Información Agropecuaria y Pesquera (SIAP), el uso de estas tierras permitió un avance alentador al cierre del año agrícola 2017: “la producción medible en toneladas creció 0.4% y los cultivos más destacados fueron el algodón hueso, el garbanzo grano y el sorgo forrajero”.
Esto ha sido posible gracias a que la productividad en las tierras de riego es aproximadamente 3.7 veces mayor que la que depende únicamente de temporal. Dato muy positivo si además México invierte en hacer más eficientes estos sistemas y en extenderlos a más terrenos, de acuerdo con especialistas, en vista de que el 77% del agua disponible en nuestro país se dedica al campo.
Referencias: