No todo lo que se vende como orgánico lo es. ¿Sabes cómo verificar que no te den gato por liebre a la hora de comprar ese café en grano de tu tienda favorita?
La próxima vez que vayas al supermercado y estés buscando un producto orgánico revisa la etiqueta de los alimentos. Seguramente como consumidor deseas estar seguro de lo que compras y que tu artículo realmente se produzca de forma orgánica, en lugar de ser víctima del abuso de algunos productores que hacen mal uso de este término.
El tema no es para menos, pues las consecuencias del consumo de un producto orgánico sin certificación van desde intoxicación alimentaria hasta envenenamiento, básicamente “porque se desconoce las propiedades, su origen y el agua con que fueron sembrados los alimentos”, de acuerdo con Juan Pedro García, médico Bariatra de la Universidad Anáhuac.
Las recomendaciones al respecto surgieron hace ya una década, a partir de la aparición de productos orgánicos en México y su incorporación al estilo de vida de los millennials, que lo convirtieron en un boom. Pero con la moda llegaron también los productos orgánicos sin certificación y los esfuerzos por regularlos. Las sanciones por poner a la venta falsos productos orgánicos alcanza hasta los 15 mil salarios mínimos de multa para tiendas de autoservicio y naturistas.
Entre los productos que suelen pasarse por orgánicos sin serlo se encuentran café, miel, guayaba, mango, toronja, naranja, limón, mandarina, vainilla y Jamaica.
¿Cómo distingo los productos orgánicos?
Si eres fan de los productos orgánicos debes revisar que cuenten con un etiquetado especial con la leyenda “Orgánico Sagarpa México”, y que sean expendidos en un apartado especial de la tienda que los identifique claramente ante el consumidor.
Estos productos deberán cumplir con lo dispuesto por la Ley de Productos Orgánicos, que establece la obligatoriedad para el productor de garantizar que los procesos de siembra o cría, y su transformación en alimentos procesados, no contenga ningún elemento químico o modificación genética.
Para que no te confundas con el tema del etiquetado, revisa las siguientes definiciones que ha encontrado la Profeco en el mercado, y que vale la pena distinguir:
a) Natural o todo natural: Significa que no existe una definición estándar para el producto. Es un término de mercadeo sin ningún significado y no necesariamente es orgánico.
b) 100 por ciento orgánico: Por ley, estos productos no deben contener agregado sintético. La producción de los mismos debe observar los estándares federales orgánicos y ser verificados independientemente por inspectores acreditados.
c) Orgánico: Por peso, por lo menos el 95 por ciento de los ingredientes deben ser producidos de manera orgánica.
d) Hecho con productos orgánicos: Por peso, por lo menos el 70 por ciento de los ingredientes deben estar producidos de forma orgánica.
e) Carnes naturales: En Estados Unidos estos productos animales no contienen sabores artificiales, colores o ingredientes sintéticos.
f) Agricultura sostenible: Abarca cosechas que no desabastecen las reservas naturales del planeta y no contaminan el ambiente.
Finalmente, la SAGARPA recomienda atender lo siguiente a la hora de ir por la compra orgánica:
1. Verificar la certificación de los productos en las etiquetas, esto te permitirá saber que los alimentos tienen un estándar de calidad.
2. Toma en consideración que comer alimentos orgánicos no es sinónimo de no engordar, procura llevar una dieta balanceada.
3. La diferencia de precio entre un producto orgánico y uno convencionales puede ser significativa, por eso antes de comprar compara precios en varios establecimientos.
4. Es conveniente que las frutas y verduras orgánicas también las laves antes de consumirlas para asegurar su máxima limpieza.
5. Si encuentras productos que se digan orgánicos, pero no cuentan con un sello de certificación que lo avale, es mejor que no lo compres; pueden no serlo.
6. Recuerda que los productos orgánicos tienen una vida útil más corta, ya que no cuentan con conservadores. Compra la cantidad adecuada de acuerdo con tus necesidades y así ayuda a evitar el desperdicio.