En el pasado, los agricultores tenían que utilizar grandes cantidades de insecticidas para lidiar con las plagas; sin embargo, en la agricultura moderna, existen variedades de cultivos resistentes a insectos.
Este tipo de cultivos son modificados mediante ingeniería genética con el objetivo de protegerlos de plagas, con apoyo de las proteínas Bt. Estas proteínas provienen de una bacteria que se encuentra en el suelo de forma natural llamada Bacillus thuringiensis.
La bacteria habita el suelo y tiene esporas con proteínas tóxicas para ciertos insectos maléficos que al momento de ingerirlas se activan en su sistema digestivo provocándoles la muerte. El grupo más grande de estas proteínas son las toxinas Cry, las cuales son consideradas inocuas para mamíferos, razón por la cual no afectan a las personas ni animales.
Hay diferentes tipos de toxinas Cry para atacar especies específicas de insectos, y por el momento se encuentran disponibles para el control de lepidópteros en maíz, soya y algodón.
Manejos integrados del agro
A pesar de los avances científicos en la manipulación del genoma de las plantas, todavía se requiere un programa integral para salvaguardar a los cultivos de plagas y enfermedades. De ahí, que los agrónomos más experimentados recomienden el Manejo Integrado de Plagas (MIP).
Las plagas cuestan millones de dólares de pérdidas anuales en la producción agrícola, es por lo que el MIP es promovido por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en todo el mundo. Actualmente es la base de las actividades fitosanitarias en las granjas ya que permite a los agricultores vigilar y controlar las plagas en sus campos con métodos que incluyen prácticas biológicas, culturales y aplicaciones de productos químicos.
Fuentes: Manejo de Resistencia de Insectos y ArgenBio