Esta dieta con la que puedes contribuir a cuidar el planeta es conocida como dieta mediterránea. Adquiere ese nombre porque es la que tradicionalmente se sigue en los países de la zona del Mediterráneo: España, Francia, Portugal, Italia, Turquía, Grecia. Una de sus principales características es el tipo de grasa que usa, proveniente del aceite de oliva, pescados y frutos secos, y eso la hace sostenible ambientalmente.
“La dieta mediterránea es nutritiva, integrada en las culturas locales, sostenible a nivel ambiental y compatible con las economías locales”, asegura Alexandre Meybeck, Coordinador del Programa de Sistemas Alimentarios Sostenibles de la FAO.
Esto se debe a sus ingredientes no procesados y con base en aceite de oliva, pan y derivados de cereales, frutas, verduras, legumbres, pescados, frutos secos, huevos y algunos productos lácteos, y a que da prioridad a los alimentos de temporada. Esto permite que el consumo de agua que se utiliza para producir este tipo de alimentación (conocido como huella hídrica) sea menor.
Hay estudios que lo prueban. El Observatorio del Agua de la Fundación Botín, en España, llevó a cabo una investigación en la que comparó la huella hídrica de la dieta mediterránea contra la que llamó la dieta americana, y encontró que la primera es más sostenible y tiene una menor huella hídrica tras analizar el consumo y la contaminación de agua dulce ligado a cada ingrediente de un menú de dos semanas. La diferencia entre ambas fueron 22 bañeras convencionales de agua consumidas.
¿Qué hicieron para llegar a esta conclusión? Se consideró el agua de lluvia consumida por las plantas o especies cultivadas (huella hídrica verde), el volumen de agua superficial y subterránea consumida en la producción de un bien (huella hídrica azul) y el volumen de agua dulce necesario para asimilar la carga de contaminantes y permitir que los productos alcancen los estándares de calidad establecidos por la normatividad ambiental.
Por ello la dieta mediterránea ha sido reconocida en muchos países como un activo para mejorar la salud de la población y favorecer una alimentación más acorde a los productos de proximidad, tradicionales y estacionales. Ha sido también seleccionada por la FAO como el primer estudio de caso para desarrollar un enfoque metodológico con vistas a poder evaluar la sostenibilidad de las dietas en diferentes zonas agroecológicas.
Si quieres contribuir a reducir tu huella hídrica al tiempo que mejoras tu alimentación, sigue el decálogo elaborado por la Fundación Dieta Mediterránea y que se basa en consumir sobre todo vegetales y cereales integrales, al tiempo que moderas la ingesta de proteínas como las carnes rojas.