Instalar paneles solares sobre los cultivos es una tendencia en auge. Las celdas que captan los rayos solares para convertirlos en energía ofrecen al agricultor una alternativa más limpia para activar sus sistemas de riego o para encender sus cámaras de refrigeración de alimentos.
Se les conoce como “granjas solares” porque tienen aplicación directa en la agricultura y su instalación sobre los cultivos puede beneficiarlos con sombra que permite retener la humedad del suelo. Se calcula que los cultivos bajo estas celdas reciben 30% menos radiación solar y aunque se mantiene la temperatura ambiental para el follaje, la temperatura de la tierra se reduce, lo que permite un uso más eficiente del agua.
Uno de los primeros estudios sobre la efectividad de estas “granjas solares” se realizó en el Lago Constanza, en el centro de Europa, en un rancho experimental administrado por el Instituto Fraunhofer ISE, especializado en investigación y desarrollo de energía solar.
Los investigadores lograron casi duplicar la productividad de la tierra, esto significa 186% mayor rendimiento por hectárea, que se atribuyó al sombreado y a la menor evaporación de los terrenos cubiertos por paneles colocados a 5 metros sobre el nivel del suelo.
El uso de energías renovables también genera independencia energética para los agricultores, especialmente en aquellas zonas remotas a las que la energía aún no ha llegado.
En México el modelo comienza a explorarse en algunas regiones como ocurre en Oaxaca, donde se anunció que se instalará una granja solar en un predio de 3.4 hectáreas. La energía producida con esas celdas fotovoltaicas alimentará la operación de bombas de riego en mil hectáreas de terrenos cultivados en el municipio San Pablo Huixtepec.
La iniciativa es impulsada por organismos públicos y privados que buscan beneficiar a 200 productores de alfalfa forrajera, maíz y frijol. Esto sumado a que se disminuirá la emisión anual de 200 toneladas de dióxido de carbono.
REFERENCIAS
Instituto Fraunhofer ISE