El glifosato es un ingrediente activo de diferentes herbicidas que actualmente se encuentran a la venta. El ingrediente activo es la sustancia que hace que el producto actúe, por ejemplo, el ingrediente activo del talco para pies es el triclosán.
Se utiliza tanto en la ciudad como en el campo, en la industria agrícola está aprobado para la eliminación de malezas en cultivos de maíz, frijol, trigo, cítricos, sorgo, soya, entre otros.
La seguridad en el uso del glifosato ha sido evaluada por más de 800 estudios científicos como una sustancia con baja toxicidad para los animales y que sólo puede atacar a las malezas. Además, en los últimos años, organismos como la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) realizaron más de 2,400 estudios donde se demuestra que este activo es seguro tanto para las personas, como para el medio ambiente.
Por su parte, el Programa Internacional de Seguridad de las Sustancias Químicas (IPCS) de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), la Agencia Regulatoria de Manejo de Plagas de Canadá (PMRA), la Comisión de Seguridad Alimentaria de Japón (FSC) y la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA), consideran que no hay evidencia para catalogarlo como cancerígeno.
Un viaje por el tiempo
En la década de los años 40, con la introducción de los primeros herbicidas químicos, los agricultores tuvieron nuevas herramientas que les dieron la oportunidad de proteger sus campos de manera más efectiva, con el beneficio adicional de preservar los ecosistemas.
Esta sustancia fue descubierta por el químico suizo Henri Martin en 1950 mientras trabajaba con la empresa farmacéutica Cilag. En ese momento no se encontraron aplicaciones en su industria. Fue hasta la década de los años 70 cuando el científico John Franz descubrió su cualidad herbicida, fue patentada la molécula y después se incorporó al herbicida Roundup®. El producto se vendió por primera vez en Malasia y el Reino Unido para el cultivo del caucho y del trigo, respectivamente, y con el tiempo se extendió su uso agrícola a países de Europa, América y Asia.
En el año 2000, tras la caducidad de la patente, en México, esta sustancia se comercializó por más de 40 empresas y en la actualidad existen al menos 200 productos para la protección de plantas que lo contienen. Por ello, en las últimas décadas, el glifosato ha sido evaluado por autoridades reguladoras oficiales de carácter internacional, como la FAO y la OMS, las cuales han enfatizado que no representa ningún riesgo para la salud humana ni para el medio ambiente.
Actualmente, la Comisión Europea anunció la renovación del uso de glifosato en Europa por una década más. Esta decisión, basada en evaluaciones exhaustivas de seguridad realizadas por la EFSA y la ECHA, junto con los Estados miembros de la UE, donde se determinó que el glifosato no tiene razones críticas de preocupación en la salud de los humanos, los animales o para el medio ambiente; además, no cumple con los criterios para ser clasificado como cancerígeno.
Su importancia en el campo
El glifosato ofrece varios beneficios para el campo, La característica que lo hace diferente es que esta sustancia ingresa a la planta a través de las hojas de la maleza y migra a una parte de su tejido para bloquear su crecimiento.
Control de malezas: Es altamente efectivo para controlar una amplia variedad de malezas, lo que ayuda a mantener los campos libres de competencia con los cultivos y a maximizar la producción agrícola aumentando la productividad hasta en un 22%
Prácticas de conservación: Permite adoptar prácticas de conservación del suelo al eliminar la necesidad de arar repetidamente, lo que reduce la erosión y mejora la salud del suelo.
Eficiencia y costos: Su uso puede reducir la necesidad de otros métodos de control de malezas más costosos y laboriosos, lo que ayuda a mejorar la eficiencia y rentabilidad de la agricultura.
Favorece la siembra directa: Es fundamental para la práctica de la siembra directa, que conserva la humedad del suelo, reduce la compactación y mejora la estructura del mismo.
Lo anterior es muy importante porque los suelos cultivables deben permanecer sanos y funcionales, ya que a medida que la población continúa creciendo, la demanda de alimentos aumenta, se estima que en el 2050, habremos 10,000 millones de habitantes en la tierra. Es por ello que los productores confían cada vez más en soluciones que les ayuden a asegurar cosechas productivas mientras conservan en buen estado los recursos disponibles.
Desde el inicio de la agricultura, controlar las malezas ha sido uno de los mayores desafíos que enfrentan los agricultores, ya que hay aproximadamente 30 mil tipos de malezas diferentes que compiten con el cultivo por la luz solar, el agua y los nutrientes, por lo que si no se controlan, se ve afectado directamente el rendimiento del cultivo.
También se estima que entre un 26% y un 40% de la producción agrícola mundial se pierde cada año debido a las malezas, plagas y enfermedades; estas pérdidas podrían duplicarse sin el uso de prácticas de protección. La recomendación de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) es optar por un Manejo Integral de Plagas (MIP), que utilice todos los recursos disponibles para disminuir estos problemas.
De acuerdo con el Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Agrobiotecnológicas (ISAAA), desde 1996 hasta 2017, los cultivos tolerantes a herbicidas ocuparon la mayor superficie de siembra de biotecnológicos, al grado que en 2017 representaban 47% de los OGM sembrados en el mundo. Actualmente, los herbicidas a base de glifosato representan 25% del mercado mundial de herbicidas y son indispensables para quienes buscan mayor eficiencia y asegurar cosechas.
¿Cómo se usa?
Los cultivos, como organismos vivos, tienen durante su ciclo de vida diversos depredadores y son susceptibles a enfermedades, de ahí la importancia de los productos fitosanitarios para proteger la producción de alimentos, pues contribuyen a que sean más resistentes a los organismos que producen enfermedades.
Así como los medicamentos protegen a los humanos de las enfermedades, los cultivos son cuidados con estos productos, y resulta fundamental que los agricultores cumplan con las recomendaciones a la hora de aplicar los herbicidas para asegurar que no se desarrollen resistencias y preservar el medio ambiente, cuidar al agricultor y al consumidor.
Dependiendo de la geografía, el cultivo y el tipo de malezas a controlar, la cantidad de glifosato a utilizar puede variar entre 0.36 kg y 2.52 kg por hectárea, los cuales, se diluyen en agua en un tanque de aspersión o se aplican sin diluir con un equipo especializado. Existen varios métodos de aplicación, pero los más utilizados son los pulverizadores hidráulicos montados en tractores.
En algunos casos se pueden requerir equipos manuales, incluidos pulverizadores, atomizadores rotativos y mochilas, así como las aplicaciones aéreas con avionetas.
Las técnicas de aplicación especializada incluyen rociadores blindados, aplicadores de puntos, inyecciones de tallos para árboles y malezas persistentes y rociadores listos para usar en el hogar y el jardín.
Generalmente, la aplicación se hace sobre la maleza, pero existen otros momentos en los que se puede aplicar sin problema:
- Posterior a la cosecha: en hilera (hortalizas y granos) para prevenir que emerja.
- Antes de la cosecha: para el control de malezas y mejorar la maduración del cultivo.
- Entre filas, luego de emerger en árboles, nueces y vides.
Buenas prácticas, para una buena seguridad
Como cualquier producto para la protección de cultivos, es necesario utilizar un equipo de protección:
- Overol, traje protector
- Guantes impermeables
- Botas resistentes a químicos
- Mascarilla o respirador
- Gafas de protección
En consecuencia, es indispensable seguir al pie de la letra las instrucciones colocadas en la etiqueta del producto.
Regulaciones sobre su uso
Los esquemas de registro y regulación de los herbicidas dependen de las autoridades en materia de salud, sanidad y agricultura de cada país y de organismos internacionales como el Grupo Internacional de Asociaciones Nacionales de Fabricantes de Agroquímicos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas (FAO) .
Estas instituciones crean guías detalladas para el registro y aprobación de su uso, almacenaje y manipulación. Por ejemplo, el “Código Internacional de Conducta sobre la Distribución y Uso de Plaguicidas” publicado por la FAO.
Ellos crean las directrices para evaluar la toxicidad y la posibilidad de acumularse en el suelo y/o en las cadenas de alimentos. Antes de que cualquier herbicida pueda salir al mercado, se tiene que demostrar que es seguro de usar, que los consumidores no están en riesgo y que no afectará al entorno.
En México las principales dependencias de gobierno que se encargan de las evaluaciones de seguridad son el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA); la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA); y la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS).
Los documentos oficiales que regulan a los productos agroquímicos son:
- Ley General de Salud
- Ley Federal de Metrología y Normalización
- Ley de Sanidad Vegetal
Para autorizar su uso, deben cumplir con:
- Características de patrón de uso
- Estándares de minoración de riesgos a la salud humana
- Estándares de minoración de riesgos al ambiente
Los herbicidas Faena®, Cacique 480®, Nobel 62%®, Lafam®, Eurosato® y Agroma® con glifosato como ingrediente activo han pasado estas pruebas y por eso pueden comercializarse sin problema.
Efectos en el medio ambiente y las personas
Más de 200 estudios de toxicología concluyeron que el glifosato cumple con los requisitos de seguridad establecidos y que no es genotóxico. A lo largo de las décadas en que se ha utilizado y se ha evaluado, ningún estudio ha sugerido algún efecto cancerígeno ni de neurotoxicidad, incluyendo cualquier evidencia de anormalidades parecidas al Parkinson.
Tampoco representa un daño para el medio ambiente cuando se usa según las indicaciones en su ficha técnica. De hecho, en 2014 gracias a su aplicación, aumentaron las prácticas de cultivo sin labranza y de labranza reducida, lo cual trajo como beneficio la reducción de las emisiones de carbono equivalente a eliminar casi dos millones de automóviles de la carretera.
Por otro lado, proteger los cultivos de las malezas ayuda a preservar el hábitat natural para la vida silvestre. Se han realizado pruebas exhaustivas para evaluar la toxicidad del glifosato en insectos beneficiosos como arañas, escarabajos y ácaros, demostrando que es inocuo para la mayoría. Lo mismo ocurre en el caso de las abejas, las cuales no han presentado efectos ni siquiera bajo la exposición a concentraciones tres veces superiores a las de tasas de aplicación común.
Así mismo, las investigaciones han demostrado que su rastro se elimina de forma confiable mediante los procesos estándar de tratamiento de agua potable. Por su comportamiento, se une fuertemente a la arcilla y a la materia orgánica en los suelos y sedimentos, de manera que no está disponible para la absorción por las raíces de plantas no objetivo, esto sin contar que se degrada rápidamente en sustancias naturales que regresan a la atmósfera.
Los agricultores con más tecnología utilizan un amplio abanico de herramientas que va desde tecnologías digitales como sensores e imágenes satelitales, que brindan análisis de datos, hasta herramientas digitales y semillas mejoradas con el objetivo de alimentar al planeta en el futuro.
Siguen los principios del manejo integrado de malezas y algunos participan en programas para garantizar que estén al día sobre las mejores prácticas. Esto se debe a que no hay un enfoque único en la protección de cultivos. Las prácticas más recientes incluyen monitorear los cultivos de cerca y usar análisis de datos para asegurar la aplicación en la cantidad correcta, en el momento preciso y en los lugares exactos.
El glifosato en México
En los últimos años, el glifosato ha sido objeto de debate en México debido a preocupaciones sobre su impacto en la salud humana y el medio ambiente, así como a su papel en la agricultura, a pesar de que ha demostrado su eficiencia y seguridad por las instituciones mencionadas anteriormente.
Se han propuesto medidas para restringir el uso del glifosato en algunas regiones de México, así como a nivel nacional. Estas propuestas han generado controversia entre diferentes sectores, incluidos los agricultores y la industria agroquímica, en marzo del 2024 se prohibirá su utilización por decreto de la presidencia; sin embargo, esto conllevará obstáculos para los productores mexicanos.
La posible prohibición del glifosato ha generado preocupaciones sobre el impacto en la seguridad alimentaria y la producción agrícola en México. Se estima que una prohibición tendría consecuencias económicas significativas y podría afectar la producción de cultivos como el maíz, el más importante para la agricultura mexicana.
¿Qué pasaría sin el glifosato en México?
Sin el uso del glifosato en la agricultura mexicana, se podrían esperar varios efectos negativos:
Aumento de costos de producción: La necesidad de recurrir a métodos alternativos de control de malezas más costosos aumentaría los costos de producción para los agricultores, lo que podría afectar su rentabilidad.
Disminución de la eficiencia: Otros métodos de control de malezas podrían ser menos eficientes que el glifosato, lo que podría llevar a una reducción en la productividad agrícola y una mayor presión sobre los recursos naturales.
Impacto en la seguridad alimentaria: La disminución en la producción agrícola debido a la menor eficiencia y los mayores costos de producción podría afectar la seguridad alimentaria del país, especialmente considerando la importancia de la agricultura en la economía mexicana.
En conclusión, el glifosato desempeña un papel fundamental en la agricultura mexicana, y su prohibición tendría implicaciones significativas tanto para los agricultores como para la seguridad alimentaria del país.
FUENTES
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http://www.glyphosate.eu/glyphosate-basics/history-glyphosate
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https://andina.bayer.com/es/sala-de-prensa/el-glifosato-es-un-producto-seguro.php
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