La helada es un fenómeno climático que se produce mayoritariamente en temporada invernal (también puede presentarse en primavera y otoño), el cual consiste en el descenso de la temperatura a 0°C o menos. Visualmente se clasifican como helada blanca y helada negra; la primera obedece a la presencia física del hielo sobre los cultivos y suelo, mientras que la segunda atañe a la ausencia visual del hielo.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), señala que los daños por heladas tienen un efecto drástico para la planta entera o pueden afectar únicamente a una pequeña parte del tejido de la planta, lo cual reduce el rendimiento o deprecia la calidad del producto.
Según cifras del INEGI, 14 entidades de la República Mexicana presentan mayor afectación por este fenómeno; Chihuahua, Michoacán y Sinaloa son los estados agrícolas con mayor riesgo, por lo que es indispensable tener en cuenta los efectos y características de los distintos tipos de heladas.
Las temperaturas bajo cero generan el congelamiento del agua, la cual, al permanecer en estado líquido en los campos agrícolas, se congela al llegar la helada y provoca daños en los cultivos.
De acuerdo con la Unidad de Posgrado en Geografía de la UNAM, las heladas se categorizan en los siguientes tipos:
- Advección: Generalmente se presenta en el otoño o en el invierno y por su aspecto puede ser blanca o negra, dependiendo de la abundancia o escasez de humedad.
- Radiación: Ocurre en primavera, otoño e invierno. Esta se genera cuando las capas bajas de la atmósfera se enfrían debido a la pérdida de calor de la tierra por la irradiación durante la noche, principalmente en el invierno por ser las noches más largas.
- Evaporación: Presente en otoño e invierno, esta se debe a la evaporación del agua de la vegetación superficial, por lo que el aire se seca y la humedad relativa baja, el cambio de estado del agua de líquido a gaseoso hace que se desprenda calor de las plantas, por lo que esta se enfría y se hiela.
- Mixtas: Se generan cuando se presentan simultáneamente los fenómenos de advección y radiación; es decir, no hay inversión térmica y el suelo pierde calor.
Tipos de protección
Frente a este fenómeno climático, los productores agrícolas cuentan con dos grandes tipos de metodologías de protección para reducir los efectos de las heladas en sus cultivos: activa y pasiva.
La protección pasiva son métodos de carácter preventivo y representan un menor costo al agricultor. En su mayoría se aplican antes del anochecer y sus beneficios regularmente sustituyen el uso de métodos activos. Según la FAO, contar con una correcta selección de plantas, evitar el laboreo del suelo, gestionar de manera adecuada la nutrición de las plantas y aplicar controles bacterianos en los cultivos son ejemplos de prácticas de protección pasiva que resguardan la productividad agrícola frente a las heladas.
Por otra parte, los métodos de protección activa implican una mayor inversión en recursos económicos y naturales. Los principales son el uso de calefactores agrícolas, espumas para aislar los cultivos del frío y helicópteros para regular la temperatura con la mezcla del aire frío y caliente.
La preferencia de uno u otro método para la protección depende de las características específicas de cada cultivo, así como de la evaluación económica de cada técnica.
Referencias:
FAO
http://www.fao.org/3/y7223s/y7223s05.pdf
INEGI
https://www.inegi.org.mx/programas/ccpv/2010/
Posgrado en Geografía de la UNAM
http://huertofenologico.filos.unam.mx/files/2017/05/Tomas_Fernandez_FORMULA_PRONOSTICO_HELADAS2.pdf