Un tercio de los alimentos que se cosechan en el planeta se desperdician antes de llegar siquiera a los puntos de venta, durante su etapa de producción, de acuerdo con la FAO.
De los que se tiran, casi la mitad son frutas, vegetales y tubérculos (45%) y sólo en América Latina serían suficientes para alimentar a 300 millones de personas, según la Asociación Mexicana de Bancos de Alimentos. En México se desperdician 6.3 millones de toneladas de alimentos al año.
¿Por qué se tira tanta comida? Una de las razones por las que frutas y vegetales se desechan antes de llegar al consumidor final es porque no pasan el control de calidad del distribuidor o vendedor minorista, sólo por su apariencia. Y aquí es dónde entra en acción el movimiento Ugly Food.
Comenzó a tomar fuerza en Europa y en Australia, principalmente, y poco a poco ha ido creando conciencia en otros países. Una de las primera propuestas de este movimiento fue sensibilizar a la gente, empezando por los gobiernos, para no desechar alimentos algo mallugados pero aún comestibles.
La Unión Europea tenía una norma que prohibía vender productos de tamaño extraño o de mala apariencia, algo tan preciso como que un espárrago debía ser al menos 80% verde, o que los pepinos debían tener curvaturas específicas. Afortunadamente esas normas han ido desapareciendo, pero el problema continúa.
Así, el movimiento motiva a los distribuidores a aceptar los alimentos ‘feos’, siempre y cuando estén en buen estado para el consumo humano. Y al mismo tiempo tratan de concientizar a los consumidores finales de que un jitomate redondo y firme es igual de sabroso y nutritivo que uno con algunos golpes y un poco más blando.
Ya hay iniciativas que están llevando a cabo algunas tiendas de alimentos en el mundo para sumarse a este movimiento y contribuir a parar el desperdicio: Tesco, una de las mayores tiendas de alimentos de Gran Bretaña, vende sus productos ‘feos’ en otras partes de Europa –desgraciadamente, dicen, los ingleses aún no están listos para consumir alimentos que no se vean perfectos–, pero ya tienen campañas para sumar a los británicos. En 2016, la cadena Walmart, en Estados Unidos, hizo una campaña denominada ‘Soy perfecta’ para comenzar a introducir en sus anaqueles los alimentos ‘feos’; la tienda Giant Eagle hizo algo similar con la frase ‘Productos con personalidad’.
Este movimiento es lento y llevará aún varios años que la gente lo adopte, pero es necesario cambiar los paradigmas a los que llevamos mucho tiempo arraigados. Por ahora la campaña ha empezado a funcionar para bancos de alimentos que están aprovechando esta comida para entregarla a las personas de menos recursos; idealmente, todos deberíamos sumarnos y comernos igual una manzana roja y brillante, que una con un chipote y menos antojable… pero igual de sabrosa, y hasta más barata.