En México tenemos flores para dar y regalar. De acuerdo con la Asociación Mexicana de Horticultura Ornamental, nuestro territorio alberga el 10% de la flora mundial, es decir, 30 mil especies que lo ubican en el quinto lugar del mundo, después de países como China y la India.
Estas especies son cultivadas en 22 mil hectáreas que generan 3,600 millones de toneladas al año, de las cuales se exporta el 20%. La mayoría se producen como fines de ornato, pero para beneficio de nuestros paladares, la gastronomía tradicional también ha aprovechado sus sabores y colores para complementar los platillos mexicanos.
La lista de flores comestibles es grande, pero hay que tener cuidado de cuáles son y, sobre todo, qué parte de éstas es la que se puede comer.
Una de las flores más conocida y protagonista de deliciosos platillos es la de calabaza. Desde unas sencillas quesadillas –con o sin queso–, hasta manjares como las rellenas de queso de cabra o una clásica sopa poblana con elote, chile poblano y flor de calabaza. Los principales estados productores de calabaza son Sonora, Sinaloa, Puebla, Michoacán, Morelos, Hidalgo, Jalisco y Zacatecas.
Otra de las favoritas es la jamaica, que normalmente se consume en agua después de sacar el extracto de la flor. México cuenta con una producción de casi 7 mil toneladas de Jamaica y el estado de Guerrero es el principal productor, de acuerdo con la Sagarpa. Además del agua, se han popularizado los platillos con esta flor, como las enchiladas de Jamaica, mermeladas, y ya hasta las preparan deshidratadas y enchiladas, como botana.
La rosa es más común verla en grandes y coloridos ramos, pero cómo olvidar el libro y película Cómo agua para chocolate, cuando Tita prepara las codornices en pétalos de rosas. México es el quinto lugar en producción de estas flores, sólo detrás de Colombia, Ecuador, Kenia y Países Bajos. Hay preparaciones con esta flor que van desde lo dulce, en pasteles y helados, hasta lo salado, en ensaladas o acompañando aves y carnes, en bebidas frescas con limón, o infusiones calientes.
El girasol es más conocido porque se comen sus semillas en ensaladas y se consume su aceite, pero los pétalos también complementan algunos platillos, por su sabor dulce y amargo. De acuerdo con el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), en México se producen 16,558 toneladas de girasol para la industria con un valor comercial de 98.7 millones de pesos.
El cempasúchil, la flor de los muertos que se cultiva en 21 mil hectáreas y genera una producción de 7 mil toneladas al año, también es utilizada en la cocina. La manera más tradicional de comerla es en tortitas, en crema o acompañando al pollo en salsa. La variedad está en la creatividad de quienes encabezan las cocinas mexicanas, así que por esta ocasión no le regales flores en ramo a tu mamá ni la pongas a cocinar, mejor prepárale el platillo de su preferencia o sorpréndela llevándola a comer flores.