¿Te da flojera separar y reutilizar tus desechos? Si eres de los que sólo aparta las botellas de plástico y el vidrio, debes saber que dejar los desechos orgánicos en tiraderos –ya sea bajo tierra o al aire libre– los convierte en generadores de metano, uno de los gases con mayor efecto invernadero y protagonista del calentamiento global.
Tres universidades tienen una propuesta interesante si quieres contribuir al cuidado del medio ambiente, y la mejor noticia es que no tenemos que ir a otros países ya que el estudio e investigación en biotecnología en México no se detiene.
La UNAM propone composta
El proyecto Biotecnología Integral de los Residuos Sólidos Municipales y Agroindustriales (BIRSMA), encabezado por el biólogo Sergio Palacios Mayorga del Instituto de Geología de la UNAM, tiene dos objetivos principales: reciclar biológicamente los desechos orgánicos para transformarlos en compostas, que posteriormente puedan servir como materia prima y/o nuevos productos con un valor económico.
Se ha aplicado en municipios de Guanajuato, Morelos, Puebla, Hidalgo y del Estado de México, así como en algunas delegaciones de la Ciudad de México, en donde se ha logrado concientizar a las personas sobre el daño ambiental que produce la basura inorgánica, y se ha demostrado que puede dejar de ser un problema si se convierte en un recurso aprovechable a través de la separación obligatoria desde las casas, y del reciclaje biológico e industrial.
El trabajo consiste en hacer composteros domésticos o plantas a cargo de los municipios, con los cuales se crean viveros para los programas de reforestación y restauración a partir de la biotecnología. Las compostas y biofertilizantes se usan para mejorar suelos degradados, incrementar la calidad y cantidad de las cosechas, e impulsar y promover la agricultura orgánica.
El Tec de Monterrey hace textiles
Egresados de Ingeniería en Biotecnología de este centro educativo se ocuparon por su parte de aprovechar los desechos de algunos frutos para crear materiales parecidos al cuero, que pudieran ser utilizados por la industria del calzado, mueblera e imprenta de la zona de Puebla.
Para ello se aliaron con restaurantes y cafeterías de esa ciudad, para que les proporcionaran residuos de naranjas, limones, mangos, papayas, cáscara de papa y lo que queda de las ensaladas. Una vez trabajada la materia prima y obtenido los textiles, la propuesta es crear con ellos zapatos, bolsas, carteras y cinturones que, concluida su vida útil, se transformen en composta.
Además de reducir el desperdicio de alimentos y ayudar al medio ambiente, este proyecto tiene la ventaja de reducir el costo de fabricación de los productos.
En Querétaro se ponen dulces
En la Universidad Autónoma de Querétaro, un grupo de alumnas de Ingeniería en Biotecnología proponen consumir gomitas elaboradas con cáscara de naranja, sin conservadores ni aditivos artificiales.
El proyecto, encabezado por Mariana Vázquez Narváez, consistió en recolectar los desechos de naranjas en la cafetería de esta universidad, extraerle la pectina (fibra natural que se encuentra en la cáscara) y aceites esenciales, para elaborar con ello – un gelificante de origen vegetal- las gomitas.
Hay formas creativas para cuidar el medio ambiente, que además puede resultar buen negocio. Todo es cosa de observar el entorno, aplicar conocimientos y un poco de ingenio.