El suelo es fundamental en el ciclo de vida de cientos de organismos, está compuesto por una mezcla compleja de materia orgánica, minerales, agua y aire. Podría decirse que es el “gestor de vida” y de la agricultura ya que proporciona a las plantas 13 elementos minerales esenciales*, imprescindibles para la vida del vegetal.
Aunque en los suelos casi siempre se encuentran dichos minerales, en algunas ocasiones puede haber escasez de algún elemento, por eso se utilizan abonos y fertilizantes; sin embargo, científicos trabajan en nuevos avances tecnológicos, por ejemplo, el desarrollo de cultivos que no necesiten del fósforo al momento de crecer. Esto es importante porque el fósforo es el mineral más difícil de conseguir en la naturaleza, si llegara a faltar nos veríamos en un gran problema pues se estima que las reservas se acabarían en 100 años.
Los expertos señalan que, para producir nuestros alimentos al año se necesitan 50 millones de toneladas de fertilizantes fosfatados a nivel global. Esto tiene un costo de 50 mil millones de dólares.
Ante esta situación y buscando generar un ahorro económico y biológico en México, la investigadora Damar López Arredondo del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (CINVESTAV), utiliza métodos de ingeniería genética para crear “plantas eficientes”.
Estas “plantas eficientes” pueden absorber del suelo un mineral llamado fosfito (derivado del fósforo), que ni las malezas ni los microorganismos que viven en la tierra pueden utilizar, así ya no tiene que competir por este nutriente. Con esta tecnología se disminuirá la cantidad necesaria de fertilizantes fosfatados en los campos agrícolas.
Otra innovación importante para el mejor uso de minerales del suelo, es la que encabeza Luis Manuel Rubio, bioquímico del Centro de Biotecnología y Genómica de Plantas (CBGP) de España, quien desarrolla variedades de maíz y arroz que apenas necesitan fertilizantes con nitrógeno (componente esencial en forma de proteína para animales y plantas). Estas variedades de maíz y arroz tienen la capacidad de capturar el nitrógeno del aire para reducir la presión al suelo; esto es posible porque el 78% de la atmósfera está compuesta por nitrógeno gaseoso.
Con este proyecto Rubio busca reducir el costo y el impacto ecológico que implica nutrir los suelos con fertilizantes nitrogenados, ya que al año se invierten entre 100 y 150 mil millones de dólares, y que el 2% de la energía global se destina a la fabricación de estos productos. Además, es el que se encuentra más alejado del equilibrio biogeoquímico.
Cuidar la salud del suelo agrícola y al mismo tiempo seguir produciendo toda la comida necesaria para la creciente población mundial, así como preservar las especies animales y plantas, es un reto para los productores, pero con ayuda de la ciencia está siendo posible.
* Nitrógeno (N), Fósforo (P), Potasio (K), Calcio (Ca), Magnesio (Mg), Azufre (S), Hierro (Fe), Zinc (Zn), Manganeso (Mn), Boro (B), Cobre (Cu), Molibdeno (Mo) y Cloro (Cl).