La apertura comercial ha permitido a la industria agroalimentaria mexicana diversificar sus cultivos y colocar en el mercado estadounidense productos que antes de 1994 no había forma de comercializar.
A 25 años de la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el saldo para México es positivo sobre todo en lo que se refiere a la industria agroalimentaria.
Para empezar, el acuerdo trajo consigo un marco regulatorio que dio certezas a los inversionistas y que puso a México a competir en el mismo nivel que sus aliados. La economía del país pasó de ser proteccionista y centralizada a una más abierta, sujeta a las leyes de mercado. El cambio de modelo económico permitió a su vez cambios internos que se tradujeron en beneficios como los siguientes:
En los primeros diez años del TLCAN, México triplicó sus exportaciones al pasar de 52,000 millones de dólares en 1993 a 161,000 millones de dólares en 2002. En ese mismo periodo, comenzó a tener un superávit en su balanza comercial con Estados Unidos, con el que históricamente mantenía un déficit.
La industria agrícola vivió un cambio radical. En las últimas décadas los productores se modernizaron y transformaron la forma en la que se aproximaban al campo y a sus cultivos. Esto implicó la diversificación de los productos sembrados y que el país pasara de los monocultivos, con maíz y frijol en la cima de la cadena, a cultivar hortalizas diversas, sembrar árboles frutales y pensar de otra forma la relación entre la tierra y las personas. Gracias a ello, México es hoy un productor importante de tomates, bayas (berries), aguacate, chile, papa y calabazas, sin haber renunciado a la producción de maíz y frijol. Según cifras gubernamentales, se ha alcanzado un crecimiento real en el agro de 12%.
Sólo durante los primeros 10 años de operación del TLCAN, las exportaciones agroalimentarias aumentaron un 9.4% anual y un 150% durante todo el periodo, del cual el 78% lo absorbió Estados Unidos.
También hubo un incremento en las importaciones (6.9% anual), lo que permitió mantener accesibles los precios de los alimentos en el mercado nacional en beneficio de los consumidores, de acuerdo con los expertos.
Los productos cuyo precio fueron a la baja los primeros en ese periodo fueron arroz (37%), frijol (34%), maíz (43%), trigo (26%), algodón (79%) y soya (53%). De acuerdo con los analistas, la apertura comercial fue decisiva para este descenso de los precios que benefició no sólo a los consumidores, sino también a aquellos que viven y trabajan en el campo.
Un punto importante para México fue que, gracias al TLCAN, autoridades y empresas estadounidense tuvieron que dar la razón a sus contrapartes mexicanas al volver obligatorias las resoluciones de tribunales regionales sobre casos de “dumping”. Otro punto fue la apertura a nuevos mercados para el campo mexicano. Los productores de Michoacán, por ejemplo, pudieron enviar por primera vez el aguacate Hass a la mesa de los consumidores estadounidenses quienes ahora no se imaginan un superbowl sin él.
El flujo promedio anual de inversiones triplicó el promedio registrado en los siete años anteriores al TLCAN, al acumular más de 96 mil millones de dólares en Inversión Extranjera Directa. La apertura comercial abrió la puerta a una serie de empresas multinacionales que de otra manera no se hubieran instalado en el país.
https://www.elcato.org/el-impacto-del-tlcan-en-el-campo-mexicano
https://www.forojuridico.org.mx/tlc-positivo-para-campo-mexicano/