Luis Herrera Estrella, investigador mexicano del Cinvestav, ofreció una conferencia sobre su trabajo en mejoramiento genético de las plantas durante la inauguración del Congreso Anual de Biotecnología, BAC 2015 en la Universidad de Salamanca, España.
Ahí expuso sobre su más reciente trabajo: la introducción de un nuevo tipo de fertilizante similar al fosfato. Pero este con una composición química distinta que le confiere (a las plantas) propiedades diferentes, hablamos del fosfito. Las plantas genéticamente modificadas asimilan el fosfito como fertilizante y son más resistentes a enfermedades y malezas, argumentó Herrera Estrella.
La gran mayoría de los herbicidas e insecticidas que se comercializan en el mundo cumplen con una función principal: bloquear los fosfatos, mismos compuestos que se encuentran en sus formulas. Los fosfatos son los aminoácidos aromáticos de las plantas.
En materia de alimentos transgénicos, el investigador afirma que muchos estudios han demostrado que “son iguales que los convencionales, ni mejores ni peores”, y que “en algunos casos son mejores, porque si evitamos el uso de pesticidas o el uso de herbicidas, el alimento va a estar menos contaminado que uno tradicional”.
Al cuestionarle sobre los posibles efectos secundarios a la salud, Herrera Estrella afirmó que tras un extenso estudio de la Comisión Europea, con la participación de 300 grupos de investigación, los resultados fueron concluyentes: “no hay ninguna diferencia entre un alimento tradicional y un alimento modificado genéticamente”. “No hay ninguna evidencia de que causen daños a la salud”.
En opinión del investigador, la oposición a los alimentos transgénicos es más una cuestión sentimental que técnica, pues algunos activistas tienen la impresión de que no hay otras alternativas (de comida) para el consumidor. Sin embargo, este tema corresponde específicamente al círculo político, es ahí donde se estipulan las regulaciones para aprobar los productos GM que salen al mercado. La realidad es que lanzar al mercado los alimentos transgénicos les cuesta a las compañías productoras entre 50 y 70 millones de dólares, “así que no hay institución pública o empresa pequeña capaz de hacerlo”, refirió.
En cuanto a los asuntos técnicos, la modificación genética no es antinatural como algunas agrupaciones opositoras critican, se trata de alteraciones que pueden producirse naturalmente porque son mutaciones como cualquier otra. Esas mismas modificaciones de procesos biológicos que se han realizado para producir insulina y vacunas que han salvado a tantas personas.
Herrera Estrella se pronuncia a favor de los avances de la biotecnología aplicada a la agricultura, menciona que “en el futuro necesitamos aumentar la producción de alimentos y reducir el impacto ambiental de la agricultura, y tenemos que hacerlo cultivando la misma superficie cultivable, así que tenemos que echar mano no solo de los transgénicos, sino de todas las tecnologías posibles”.
Fuentes: DICyT. “La oposición a los transgénicos no es técnica, es política y sentimental”. En www.dicyt.com
El Glifosato. Mecanismo de acción del glifosato. En www.glifosato.es