En los años 60 comenzó a cuestionarse la agricultura tradicional por la escasez de alimentos, ocasionados por la Segunda Guerra Mundial y por el crecimiento demográfico. Fue así como se dio inició a la llamada Revolución Verde, desde entonces la manera en cómo se producen nuestros alimentos ha evolucionado para satisfacer nuestra demanda y optimizar el uso de recursos naturales.
La Revolución Verde consiste en mejorar el rendimiento de los alimentos básicos con métodos y herramientas como el riego controlado y el monocultivo, las semillas fitomejoradas, el uso de fertilizantes y productos de protección.
Después, para hacer más eficientes los recursos naturales empleados con los métodos de la Revolución Verde, a inicios de la década de los 80 se acuñó el concepto de “agricultura de precisión” en Estados Unidos, que consta de varias técnicas que permiten enfocar el trabajo en un área específica de la hectárea, según las características del suelo y el clima, apoyadas con el uso de diversas herramientas tecnológicas.
Las primeras herramientas tecnológicas aparecieron a la mitad de los años 80 y se les conoce como ‘robótica de servicios’, ésta consiste en maquinaria como cortadoras o recolectoras que auxilian al agricultor en tareas donde hay riesgo.
Conforme fue avanzando la tecnología en los años 90 inició la robótica aérea, específicamente el uso de drones, aunque con una evolución tímida en la agricultura, pues eran avances diseñados para fines civiles. En la misma década se modernizaron los tractores basándose en la robotización de la maquinaria tradicional pero adaptándola a tareas de arado, fumigación y cosecha.
Posteriormente se impulsaron los Sistemas de Navegación para la recopilación de datos por transmisión inalámbrica, con el fin de conocer el estado de humedad o de salud de los cultivos. Después llegaron los Sistemas de Visión por Computadora para estudiar imágenes en 2D y 3D que un robot captura en el campo de cultivo, para tomar la decisión adecuada sobre el estado vegetativo, las necesidades de agua o de nutrientes y hasta la presencia de plagas, etc.
Algo que marcó una gran diferencia fue el inicio de la comercialización de productos biotecnológicos hechos por la ingeniería genética.
La biotecnología moderna ofrece organismos genéticamente modificados (OGMs), como semillas a las que se les proporcionó un gen específico dándoles características como resistencia a plagas, tolerancia a la escasez de agua, germinación más rápida y hasta mejor aspecto físico.
Siguiendo con la evolución de herramientas, a partir de 1995 apareció la Ciencia de Datos con el uso del Sistema de Posicionamiento Global (GPS, por sus siglas en inglés). El GPS ayuda a guiar a la maquinaria de manera precisa en los campos de cultivo, y permite al agricultor documentar información técnica de sus parcelas de manera visual a través de mapas.
Y el último avance tecnológico, al menos por ahora, es un método que permite modificar el genoma de cualquier célula cortando y pegando secuencias de ADN, se le conoce como CRISPR y será capaz de ampliar las características de OGMs.
Como ves, la ciencia y la agricultura van de la mano en el trabajo de producir más y mejores alimentos, siempre buscando métodos amigables con el medio ambiente.
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Fuentes:
FAO. Enseñanzas de la revolución verde: hacia una nueva revolución verde. En www.fao.org/docrep
Agronomia para todos. Aplicacion del GPS en la agricultura. En agricultura101.com