En términos de agricultura, “una maleza puede ser cualquier otra planta que está en el campo que no es la propia”. Por ejemplo, si estás sembrando canola y al lado crece una planta de maíz, automáticamente el maíz se convierte en maleza.
¿Pero cómo puede el maíz ser maleza, si no es una hierba mala? Lo es porque en ese momento está compitiendo por los recursos con tu cultivo principal, explica en entrevista Giovani Medina Palacios, gerente de Asuntos Regulatorios para Monsanto LAN.
La maleza en tu huerto, se trata de esas plantas que no son las que sembraste para alimentar a tu familia, y que compiten con estas para quedarse con el agua y los nutrientes del suelo. Pero no todo son malas noticias.
Para los pequeños agricultores, expertos en huertos urbanos, las malezas también ayudan al cultivo ya que a veces los insectos que atacan a las plantas viven en la maleza, y al quitarla, estos se mudan al cultivo creando un problema de plaga.
Por eso el Comité Estatal de Sanidad Vegetal de Guanajuato afirma en un estudio que la maleza puede ayudar al agricultor a saber cómo es el suelo, además de evitar que se erosione y aumentar la fertilidad de la tierra.
Aunque las malezas permiten recuperar nutrimentos de la tierra de manera natural, Medina Palacios explica que la mejor forma de aprovecharlas, y esto funciona igual en un huerto urbano, es que al terminar la cosecha, después de retirar todo lo que quedó de esta, se debe dejar que las malezas germinen en la tierra y crezcan hasta 15 centímetros, antes de cortarlas manualmente. “No me conviene que crezcan mucho porque entonces van a producir más semillas que van a caer en mi tierra”, explicó.
Así que la próxima vez que veas una “hierba mala” en tu huerto o jardín piensa dos veces antes de cortarla, puede ser la diferencia entre que tu cultivo prospere o no.
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