Agricultura regenerativa
La rotación de cultivos es una técnica agrícola que, en el marco de la agricultura regenerativa, ha cobrado un nuevo protagonismo debido a los múltiples beneficios que aporta tanto al suelo como al ecosistema en su conjunto. Este enfoque se basa en alternar diferentes tipos de cultivos en una misma parcela a lo largo de las estaciones o ciclos de siembra, evitando el cultivo repetitivo de una misma especie en el mismo terreno.
Esta práctica consiste en sembrar diferentes plantas en un mismo terreno de manera secuencial. En lugar de cultivar el mismo tipo de planta año tras año (lo cual puede agotar el suelo), se alternan plantas que pertenecen a distintas familias y que tienen distintas necesidades nutricionales. Esto permite que los recursos del suelo se utilicen de manera equilibrada, sin que un solo tipo de cultivo agote ciertos nutrientes.
¿Cómo se realiza la rotación de cultivos?
- Planificación: Se debe analizar el tipo de suelo, clima y las necesidades específicas del terreno. A partir de estos factores, se diseña un ciclo rotativo que combine cultivos que extraigan y devuelvan distintos nutrientes al suelo.
- Selección de cultivos: Se eligen plantas que no solo beneficien la salud del suelo, sino que también se adapten al ciclo productivo del agricultor. Algunas rotaciones comunes incluyen:
- Granos: como maíz o trigo, que suelen consumir nitrógeno del suelo.
- Leguminosas: frijol o alfalfa, que ayudan a fijar nitrógeno en el suelo.
- Hortalizas de raíz: zanahorias o papas, que mejoran la estructura del suelo.
3. Diversificación de cultivos: En algunos casos, la rotación también se complementa con la siembra de cultivos de cobertura, los cuales no son cosechados, sino que se dejan en el suelo para protegerlo y mejorar su salud.
Destacando el impacto en la biodiversidad y el cambio climático
La rotación de cultivos es una estrategia clave para promover la biodiversidad y mitigar el cambio climático. Al cultivar una variedad de especies en una misma área, se crean hábitats más diversos para insectos, aves y otros organismos beneficiosos. Además, la rotación ayuda a secuestrar carbono en el suelo, convirtiéndolo en un sumidero de carbono y contribuyendo a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Al mismo tiempo, esta práctica mejora la salud del suelo y reduce la dependencia de insumos externos, como fertilizantes y pesticidas, lo que la convierte en una opción más sostenible y respetuosa con el medio ambiente.
FUENTES CONSULTADAS