En la industria global de cereales, el producto de mayor manufactura a través de molinos es la harina para pan. Sin embargo, en el caso de México, los molinos no sólo se dedican a la harina, sino que la manufactura se extiende a la nixtamalización del maíz, trituración de fibras de coco y agave, extracción de stevia y a la producción de forraje para alimento de ganado. Es uno de los mercados más productivos en el mundo.
Las máquinas o molinos que se fabrican en México tienen funcionalidades y tecnología tan avanzada que pueden pulverizar cualquier producto, no sólo harina de trigo, lo que permite que el mercado mexicano de cerales sea de los más grandes a nivel global, explica el Ingeniero Guillermo Sánchez Torres, Director General de Molinos Industriales Carsi, empresa local dedicada a la fabricación de molinos.
Según Sánchez Torres, sólo dos molinos ––uno para triturar los granos y otro para mezclarlos–– son suficientes para que cualquier panadería artesanal haga su propia harina. Pero no es todo lo que pueden hacer estas máquinas. El experto explica que el equipo también produce otros alimentos como forraje para el ganado y otros alimentos. Todo, sólo con una inversión aproximada de 40,000 pesos por molino.
“La industria harinera en México perdió peso, pero hay otros cereales que mantienen su dinamismo. Y, aunque hace unos años las empresas usaban principalmente molinos locales, ahora muchos vienen de China. Esto no quiere decir que son mejores. Los molinos mexicanos tienen tecnología y diseños pensados en todos los productos que se pueden procesar”, explicó en entrevista el ingeniero.
Independientemente del origen de las máquinas, el empresario se mantiene positivo pues, asegura, los molineros mexicanos están listos para responder a una gran demanda de alimentos con equipos mejorados.
Cereales en México, para consumidores que saben
Los cereales son plantas cultivadas por su grano que suministra 70% del consumo energético de la población de países en desarrollo como México.
A nivel global, los cereales que más se cultivan son el maíz, el sorgo, el mijo, el trigo, el arroz, la cebada, la avena, el teff y la quinoa. En el caso del campo mexicano, el maíz representa el cereal más importante. Se estima que 35% de la superficie sembrada durante cada ciclo agrícola es de este grano, mientras que el consumo anual per cápita en el país es de 331.6 kilos. El trigo es el siguiente cereal más producido, con un consumo total de 57 kilos per cápita.
El caso del sorgo en México llama la atención porque el consumo nacional es muy bajo, sin embargo, es país es considerado el segundo productor a nivel global.
Todos los cereales tienen un valor nutrimental similar. Por ejemplo, 100 gramos de grano entero suministran 350 kilocalorías, de ocho a 12 gramos de proteína y algunas vitaminas y minerales (calcio, hierro y vitamina B, principalmente).
Pero, para que los granos puedan consumirse, los productores deben eliminar las capas que lo cubren, pulverizar el grano para refinarlo y convertirlo en una harina útil para preparar otros alimentos.
Este proceso se logra gracias a los molinos. En ellos se extrae un porcentaje del grano original que permanece en la harina después de la molida, lo que determina si se trata de una molienda ligera o de una refinada.
Por este creciente mercado de consumo y por su aporte nutrimental, México ofrece cientos de oportunidades en la producción de cereales que tendrá impacto a escala global.
Con información de la FAO, la Secretaría de Economía y Proméxico