Desde el surgimiento de la agricultura hace más de 10 mil años, la relación entre ésta y los humedales ha sido estrecha, ya que el agua es un recurso natural indispensable para las actividades agrícolas; sin embargo, este vínculo se está convirtiendo en un foco rojo que se debe atender para pensar en un futuro sostenible en materias de seguridad alimentaria global y recursos hídricos.
La agricultura, al requerir del 70% del agua dulce utilizada para actividades humanas, es una de las principales causantes del estrés hídrico que sufren los humedales y, de acuerdo con la Convención de Ramsar sobre los Humedales, desde el siglo XVIII se han perdido cerca del 85% de éstos.
Lo anterior ha generado daños ambientales como la disminución de la biodiversidad, el aumento de las emisiones de carbono y metano, así como la pérdida de la filtración natural de agua dulce; por otro lado, las poblaciones rurales y urbanas se ven afectadas por la escasez de agua, el aumento de sucesos climáticos extremos, al igual que por el incremento del riesgo de sufrir inseguridad alimentaria, por lo que, en el marco del Día Mundial de los Humedales, es esencial poner en el centro de la conversación algunos de los esfuerzos del sector agrícola para salvaguardar a estos ecosistemas.
Tipos de humedales y su potencial frente al cambio climático
Para profundizar más acerca del cuidado de los humedales, es importante conocer qué son y los tipos que existen, así mismo, cuál es su papel y contribuciones en la lucha contra el cambio climático.
La Convención de Ramsar sobre los Humedales define a éstos como “todas aquellas extensiones de marismas, pantanos, turberas o superficies cubiertas de agua, ya sean naturales o artificiales, temporales o permanentes, de forma estancada o corrientes, dulces, salobres o saladas, incluyendo las extensiones de agua marina cuya profundidad en marea baja no exceda de seis metros”.
El Instituto Nacional de Ecología A.C. (INECOL), califica los humedales de la siguiente manera:
- Marinos y estuarinos: Están ubicados sobre zonas costeras, cuyas entradas de agua son principalmente salada o salobre (mezcla de agua dulce y salada), debido a ingresos ocasionales de agua dulce.
- Lacustres: Humedales situados en zonas represadas como los lagos, y a aquellos que se originan a orillas de éstos.
- Palustres: Dentro de esta clasificación se incluyen los humedales cuya entrada de agua es únicamente dulce, es decir, aquellos que se ubican en las zonas como bordes de ríos, lagunas de agua dulce o planicies inundables.
Sin importar el tipo de humedal que sea, prácticamente todos presentan diversos tipos de vegetación, por lo que pueden capturar gases de efecto invernadero, convirtiéndose en ecosistemas que nos ayudan a combatir el cambio climático, ya que el almacenamiento de carbono no sólo se da en la parte aérea y radicular de sus plantas, sino también en el suelo.
Apoyo a humedales desde la agricultura
Actualmente, las aportaciones de la agricultura para la protección de humedales, así como al medioambiente en general, se enfocan en desarrollar tecnología e innovaciones en el sector para lograr una producción sostenible y sustentable en relación a los recursos naturales (como el agua) y a abrir posibilidades de producir más en menos espacio para detener la expansión de la frontera agrícola.
Así mismo, todo el desarrollo tecnológico que parte de la agricultura se está adaptando para lograr su aplicación eficiente y eficaz en la restauración de ecosistemas; por ejemplo, el proyecto “Restauración Ecológica de Precisión” de Bayer está revolucionando la forma tradicional de reforestación a través de drones.
A través de esta iniciativa, la compañía pone al servicio de la ecología innovaciones como los drones, con los cuales se dispersan estratégicamente semillas nativas en zonas específicas; actualmente el proyecto se ha puesto en marcha para reforestar suelos periféricos de cuencas de agua en Sinaloa y Chihuahua, México, las cuales son fuentes importantes de este vital líquido para las comunidades y agricultores de las zonas.
El cuidado de los humedales es una necesidad primaria y transversal para cumplir con los objetivos planteados en la agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas, por lo que los esfuerzos para preservar estos ecosistemas no deben limitarse a un sector, sin embargo, las innovaciones y desarrollo tecnológico que se emprenda desde la agricultura en favor de ellos, son indispensables.
Referencias: