La sequía es uno de los retos ambientales más grandes a nivel global, y si bien es una realidad que el impacto que tiene este fenómeno climático en los países en vía de desarrollo es aún mayor, ninguna nación en el mundo está a salvo de sufrir los estragos de la desertificación.
A nivel local y de acuerdo con el Monitor de Sequía en México de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), hasta el 31 de mayo de 2022, 863 municipios del país han registrado algún grado de sequía y se ha presentado escasez de agua en aproximadamente el 81% del territorio nacional; adicionalmente, es importante mencionar que se ha reportado que del 1 de octubre de 2021 hasta el 15 de mayo de 2022, ha llovido 21.4% menos que el promedio histórico de ese mismo lapso.
En el marco del Día Mundial de Lucha Contra la Desertificación y la Sequía, es indispensable poner sobre el centro de la discusión a la agricultura, ya que las actividades agrícolas ocupan cerca del 70% del total del agua disponible para consumo humano.
La peligrosa relación entre la desertificación y la agricultura
Si bien es fácil concluir que la agricultura es un victimario directo de la desertificación a nivel global, es indispensable señalar que también es víctima de este mismo fenómeno climático, ya que la falta de fuentes de agua para riego o la degradación del suelo complejiza de sobremanera la tarea de los agricultores.
El Consejo Nacional Agropecuario (CNA) ha señalado que en México el 70% de los cultivos son de temporal, lo que ancla la productividad de los mismos a las condiciones climáticas de cada temporada y frente a los problemas recurrentes de sequía en el país, cualquier alteración en el clima traería consigo un estrés hídrico prácticamente inmediato en la mayoría de las regiones agrícolas.
Las consecuencias de seguir con las tendencias agrícolas actuales sobrepasa las actividades del sector, ya que son éstas las que representan el punto de partida de la cadena agroalimentaria; por lo tanto, al estar en riesgo la agricultura, la alimentación del país como la conocemos peligra.
¿Cómo podemos constituir una agricultura más sustentable?
En la actualidad, la gran mayoría de las actividades agrícolas en países como México degradan la tierra, lo que provoca que esta deje de ser productiva, además de que los espacios naturales se transforman por la expansión de la frontera agrícola y las emisiones de gases de efecto invernadero se incrementan.
Lo anterior deja al descubierto la urgente necesidad de transformar el paradigma agrícola prevalente en regiones como América Latina y el Caribe, el cual requiere de una reingeniería donde la tecnología y la innovación sean el punto de partida para lograr una agricultura sostenible y sustentable para el futuro.
Afortunadamente, algunos participantes de los sistemas agroalimentarios nacionales e internacionales han puesto manos a la obra para generar un cambio positivo en la agricultura frente a las sequías y la desertificación; ejemplo de esto son los esfuerzos que ha hecho Bayer en distintos niveles.
En México, es importante recalcar iniciativas de la compañía como Cultivando Cada Gota o BayGAP, con las cuales brinda información detallada a los agricultores para eficientar el uso de este vital líquido en su producción, también acompañan al agricultor para que éste se familiarice con nuevas tecnologías y, de esta manera, obtenga el mejor provecho para su cultivo sin degradar el suelo y cuidando la mayor cantidad posible de recursos naturales.
Referencias: