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Insecticidas

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De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) los plaguicidas son “cualquier sustancia destinada para prevenir, destruir o controlar cualquier plaga”. En México la ley Federal de Sanidad Vegetal define como plaga a toda forma de vida vegetal, animal o agente que dañe a los vegetales. 

Estos insumos fitosanitarios están destinados a prevenir, repeler, combatir y destruir a los organismos nocivos, sus productos o subproductos, por ejemplo,los huevecillos de insectos. Dependiendo del tipo de plaga se dividen en herbicidas (maleza), nematicidas (nemátodos) fungicidas (hongos), insecticidas (insectos), entre otros. 

Los insecticidas agrícolas son sustancias especialmente creadas para contraatacar las plagas de insectos que pueden alterar el crecimiento de los cultivos y mermar el rendimiento del agricultor. 

No incluye el uso de compuestos que atraen, repelen, inhiben la alimentación, o producen la esterilización de los insectos. Por eso se recomienda su uso dentro de las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA´s), es decir, el conjunto de medidas higiénico-sanitarias que aseguran la mínima posibilidad de contaminación física, química y microbiológica del cultivo. 

Sin productos fitosanitarios la producción mundial de frutas, vegetales, forrajes y fibras caería entre 30 y 40% por la acción de plagas asegura la FAO. Por eso dentro de los beneficios de los insecticidas se encuentra una mayor producción agrícola que se traduce en la reducción de costos para el consumidor. 

Insecticidas

Además, estos productos aseguran una mayor y mejor producción de alimentos y otros cultivos que benefician a la humanidad. De esta forma mejora el acceso a los alimentos para la población mundial.

Los insecticidas afectan los sistemas muscular, nervioso, respiratorio, digestivo o bien, el crecimiento de las plagas. Todo depende de su modo de acción. 

Saber cómo funciona un insecticida es importante porque mezclar distintos con un mismo modo de acción, podría generar y/o acelerar la aparición de resistencia en las plagas.

En general, la resistencia ocurre cuando las dosis aplicadas no son las correctas o hay un uso excesivo de alguno con un modo de acción única. Por otro lado, aplicar dosis menores a las recomendadas en la etiqueta de los productos puede generar que la plaga logre subsistir al control. 

Características de los insecticidas

Los primeros insecticidas disponibles en el mercado eran fulminantes. Se les cataloga como sustancias “fuertes” o persistentes porque se mantienen en el ambiente durante mucho tiempo sin descomponerse a sustancias inertes. 

En consecuencia se desarrollaron alternativas de entre las que destacan una gama de químicos “suaves” repelentes. Además, se tomó como medida preventiva promover el uso de trampas y controles biológicos. 

Actualmente existe una gran cantidad de compuestos con ingredientes activos diversos. Esta sustancia es el insecticida químicamente puro, por ejemplo en el caso del DDT, el ingrediente activo es el dicloro difenil tricloroetano. 

Insecticidas

Pero, los insecticidas no se obtienen puros, por el contrario, su producción es acompañada de impurezas y sustancias relacionadas propias de los procesos a gran escala. 

Esta “materia técnica” es la base para las producciones comerciales y se les fijan ciertos grados o límites mínimos de pureza. Además, tienen un estado físico distinto al del ingrediente activo puro, es decir que si uno es sólido el otro deberá ser líquido o polvo. 

Cada producto insecticida presenta características toxicológicas, químicas y físicas propias. Esto determina su eficiencia contra la plaga y los efectos que tendrá en los insectos benéficos del cultivo, la planta, animales silvestres y hasta en el hombre. 

Sus características también determinan su estabilidad, persistencia en el medio ambiente, compatibilidad y posibles formulaciones comerciales. La variedad de lo que contiene el insecticida hace que se investigue año con año para después incorporarse al mercado de forma segura. 

Tipos de insecticidas

Entre los países productores de insecticidas más importantes están los Estados Unidos, Alemania, Japón, Rusia, Suiza, Italia y Holanda. La efectividad de sus productos contra una plaga determinada sólo puede quedar establecida con certeza mediante la experimentación. 

A pesar de esto existe una clasificación de los insecticidas por su modo de acción. Algunos son efectivos contra un gran número de especies, a estos se les conoce como de amplio espectro o poli tóxicos. Otros sólo son efectivos contra un grupo pequeño, generalmente de especies relacionadas entre sí y son llamados específicos, selectivos u oligotóxicos. Además, existen casos de compuestos cuyos espectros puede considerarse intermedios. 

Insecticidas

Los insecticidas agrícolas normalmente no son fitotóxicos, es decir, no dañan a la planta; sin embargo, no todos son inofensivos. Por eso, actualmente se han desarrollado insecticidas microbiológicos que contienen enemigos naturales para ciertos insectos haciendo que el control sea “más natural”. 

Ante el abanico de posibilidades del que puede elegir el agricultor, los criterios para clasificarlos se enfocan a:

  1. Su capacidad para penetrar en la planta, 
  2. la vía de ingreso al cuerpo del insecto,
  3. Su efectividad y 
  4. Su naturaleza química.

Insecticidas sistémicos

Su efecto se detona cuando es rociado sobre la planta, aunque no la cubra completamente ni caiga sobre los insectos, pues son sustancias que se absorben y movilizan a través de la savia en concentraciones suficientes para matar bichos. 

Insecticidas orgánicos 

Se conocen como orgánicos sintéticos o comerciales, al momento de actuar producen excitación, incoordinación motora y parálisis previa a la muerte. El calificativo de “orgánico” se refiere a que contienen carbono en su estructura química. 

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial se inició el uso de este tipo de insecticidas, especialmente del DDT, BHC y Toxafeno. Durante los primeros años el efecto hizo que los rendimientos de los agricultores crecieran, pero poco después nuevas plagas aparecieron y las antiguas se hicieron más severas. 

En un esfuerzo por contrarrestar el problema, aumentaron las dosis y las frecuencias, además de que agregaron nuevas fórmulas. Pero esto sólo ocasionó aumentar la resistencia de las plagas. 

Es por eso que los insecticidas orgánicos son tan importantes en la historia de los productos fitosanitarios. Gracias a esta experiencia se demostró el valor de usarlos con sumo cuidado y la necesidad de darles un buen uso.  

Organofosforados 

Las investigaciones de los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial para estudiar materiales que podrían usar en una eventual “guerra química” los llevó a descubrir y sintetizar compuestos orgánicos del fósforo. La comunidad científica pronto reconoció sus beneficios.

La mayoría de los organofosforados y los carbamatos actúan como fumigantes de contacto y de acción estomacal. También los hay sistémicos, es decir, la planta absorbe la sustancia que circulará en su interior para provocar la intoxicación de sus visitantes.

Esta familia química tiene dos características básicas: son más tóxicos para los organismos vertebrados, pero no son persistentes en el medio ambiente y eso reduce los riesgos para la salud. 

Organoclorados

El DDT, BHC, clordano y dieldrín están en este grupo de sustancias que revolucionaron el combate de moscas y gusanos, por su amplio espectro de acción y su bajo costo. Son de baja toxicidad para mamíferos y otras especies de sangre caliente, pero sus residuos persisten en el ambiente y se acumulan en los tejidos grasos de los animales y los seres humanos.

En los años 60, la aplicación exhaustiva de DDT insecticida provocó que la población de aves disminuyera en Estados Unidos porque las aves comían orugas o ácaros que contenían ese químico. Es por ello que muchos países y agencias internacionales prohibieron su uso, salvo en casos excepcionales como ocurre en 10 países africanos, donde aún es una herramienta eficaz de salud pública para el tratamiento de brotes de malaria. 

Piretroides 

Su acumulación en el ambiente es casi nula, por lo que han resultado de gran utilidad en la agricultura. El piretro actúa al contacto y se obtiene de las flores secas de Chrysantemum cinerariaefolium, una variedad de crisantemo que se ha usado para combatir piojos  desde el año 400 a.C. 

Los productos a base de piretro y piretrinas son para interiores, pues no son lo suficientemente estables en presencia de luz y calor para permanecer en el exterior. En cambio, los sintéticos conocidos como piretroides (químicamente similares a las piretrinas) sí tienen la estabilidad necesaria para uso agrícola sin provocar alta residualidad ni bioacumulación. 

Insecticidas naturales

Se les llama insecticida ecológico, biológico o natural por su fácil degradación. Su toxicidad es de media a baja. Entre los tipos de biológicos se encuentran: bacterias, flores secas del crisantemo, especies como el clavo aromático —que funciona como atrayente—, las raíces secas de derris, las semillas maduras de ciertos lirios y la nicotina de la hoja del tabaco.

Una de las bacterias más utilizadas es la cepa del Bacillus thuringiensis, pues son patógenas para algunos insectos. También es muy usado el piretro que se extrae de las flores secas de crisantemo y contiene 50% de ingredientes activos conocidos como piretrinas.

Otras plantas que sirven como insecticidas naturales son la caléndula, el ajo, el romero, la menta, el tomillo, la salvia, el cilantro, el hinojo. el ajenjo, la albahaca, lavanda, eneldo, entre muchos otros. 

Dentro de los beneficios de los insecticidas naturales se encuentra el el aprovechamiento de recursos que se encuentran disponibles en las comunidades, reduciendo el costo del control de plagas y la dependencia de terceros. Además, producirlos es más sostenible porque raramente requieren de energía a base de combustibles fósiles. 

A estas ventajas se suma que reduce el riesgo de la contaminación ambiental por fabricarse con sustancias biodegradables. Su rápida degradación también disminuye el riesgo de presentar residuos en los alimentos. 

Los insecticidas naturales para control de plagas son una estrategia más que apoya la FAO para reducir la pobreza rural, aunque también funciona para la agricultura urbana y periurbana porque funcionan para el autoconsumo. Si bien este tipo de alternativas son un vehículo de movilización para que las sociedades se responsabilicen de su alimentación, sólo funcionan en pequeña escala haciéndolos obsoletos para la producción de alimentos a nivel mundial. 

Insecticida casero

En el manual “Biopreparados para el manejo sostenible de plagas”, FAO publica un recetario de 34 mezclas caseras, de las cuales 21 tienen propiedades repelentes. Desde la aspersión de agua jabonosa hasta concentrados de cebolla, ajo y chile, estas preparaciones han sido probadas y validadas por especialistas agrónomos y universidades de todo el mundo.

Flores de lavanda, hueso de aguacate, leche, sábila, nopal, col y hoja de tabaco son algunos de los ingredientes incluidos en este recetario que especifica a qué tipo de plaga repele o controla cada preparado. En la mayoría de las recetas, los ingredientes deben macerarse al menos 24 horas y aplicarse por aspersión. 

Una forma de cómo preparar un insecticida casero sencilla es con el hueso de aguacate.

Insecticidas

Uso adecuado de insecticidas 

Para que un insecticida cause la muerte de un insecto debe afectar un sistema vital de su organismo. 

Los cálculos de dosis de insecticidas dependen del grado de toxicidad de un insecticida contra una población de insectos, la cual se expresa como Dosis Letal Media o DL50. Esto quiere decir que es la cantidad de insecticida requerida para causar la muerte de 50% de un grupo representativo de insectos. 

Debe determinarse primero la curva de toxicidad o curva de regresión dosis-mortalidad, es decir, aquella la relación que existe entre las dosis que se ensayan con las mortalidades reales obtenidas. 

Esto facilita las comparaciones entre los grados de toxicidad de diversos productos insecticidas y permiten detectar los cambios que pueden producirse con el tiempo o con el lugar.

La aplicación de insecticidas agrícolas y su éxito dependen del criterio del agricultor para decidir qué producto usar, en qué forma y en qué momento. 

Estas decisiones exigen conocimiento sobre las características de los productos, de los cultivos y de la plaga, así como equipos especializados tener en cuenta las condiciones climáticas de la región, las condiciones económicas del cultivo y las prácticas socioculturales y económicas del agricultor. 

La FAO recomienda que para el uso de los insecticidas agrícolas se requiere como mínimo equiparse con gafas, guantes, mascarillas y botas. En el Manual de Buenas Prácticas Agrícolas para el productor hortofrutícola, se explica que, en general, debe verificarse el buen funcionamiento de los equipos: que las boquillas o picos pulverizadores tengan una distribución uniforme del producto y que no se escurra líquido por la máquina. 

Al terminar, el trabajador debe ducharse y lavar los elementos de protección. Nadie debe ingresar al cultivo. Ni niños, mujeres embarazadas o ancianos deben acercarse a la zona para evitar riesgos por intoxicación. 

El Manual subraya que se debe usar la dosis necesaria, usar sólo agroquímicos autorizados en el país y desechar aquellos vencidos o en mal estado. 

Utilizar adecuadamente este tipo de insumos disminuye la pérdida de las cosechas al punto de que la agricultura moderna no podría mantenerse sin ellos. 

El mal empleo y uso excesivo de insecticida deriva en pérdida de eficacia, aparición de nuevas plagas, contaminación del medioambiente, destrucción de la fauna silvestre y los peligros de intoxicación. 

Efectos de los insecticidas 

El investigador australiano Gregor J. Devine usa la frase de de Dwight D. Eisenhower que reza “La agricultura parece algo sumamente fácil cuando nuestro arado es un lápiz” como preámbulo a su investigación “Uso de insecticidas: contexto y consecuencias ecológicas”, pues le funciona para dimensionar el papel de los insumos que garantizan la producción de alimentos. 

Antes de la revolución química del siglo 20, el hombre se valía de humo y preparados de plantas para ahuyentar a los insectos capaces de transmitir enfermedades que terminaban con sus extensiones de cultivos.

Así que los primeros compuestos para terminar con los brotes de malaria que transmitían los mosquitos, también resultaron efectivos para controlar a las langostas que arrasaban con el trigo. 

Los efectos de los insecticidas son los más rápidos para la represión de las plagas, su uso puede salvar a países enteros de la extinsión de cultivos como sucedió en México con el algodón. Sin embargo, si no se usan correctamente también pueden ser tóxicos, pues son químicos que se acumulan en los tejidos grasos. 

Los efectos nocivos del insecticida pueden alcanzar al personal que trabaja en la fabricación o en la formulación de los productos, así como a los agricultores que los manipulan. Incluso, el consumidor final está expuesto a las intoxicaciones si no se utilizan adecuadamente. 

Las mayores dosis y los menores intervalos entre aplicaciones pueden provocar residuos tóxicos en los productos cosechados e incrementan los riesgos de intoxicaciones directas. Los síntomas de intoxicación implican vómito o afectación a las vías respiratorias, signos que indican que deben acudir a los servicios de emergencia. 

Pero los efectos en la salud dependen de las buenas o malas prácticas de uso, así como de la dosis y el tipo de exposición que puede ser por ingestión, inhalación o contacto directo con la piel.

En la utilización de un insecticida es importante considerar el efecto residual, el cual  incrementa el peligro de los residuos tóxicos sobre las plantas y requiere de un mayor intervalo entre la última aplicación y la cosecha. 

Por otro lado, los efectos negativos de los insecticidas en el medio ambiente suelen ser secundarios, pero no por eso menos devastadores. Utilizarlos de manera excesiva o inadecuada hace que se acumulen en otras especies afectando a polinizadores o aves que se alimentan de gusanos. 

Insecticidas

Desde el punto de vista ecológico, el impacto ambiental de los insecticidas varía según sus características, el grado de susceptibilidad de las especies, la formulación y dosis del producto, la forma en que es aplicado, la clase de cultivo, y las condiciones climáticas que se presentan durante las aplicaciones.

Además, sus efectos pueden extenderse más allá de los límites del campo aplicado con ayuda del viento y el agua. 

En el ámbito sanitario han sido aliados en el control de enfermedades, utilizarlos con otro tipo de pesticidas ha sido trascendental para aumentar la productividad agrícola en las últimas décadas. 

De ahí la importancia de utilizarlos con moderación y sólo en casos de ser necesarios, ya que el es controlar el daño provocado por las plagas manera sostenible.

REFERENCIAS

Insecticidas (UNAM) http://www.csrservicios.es/LABORATORIO/DESCARGAS/LOS_INSECTICIDAS_LECTURA_AVANZADA.pdf

Uso de insecticidas: contexto y consecuencias ecológicas (Queensland Institute of Medical Research) http://www.scielo.org.pe/pdf/rins/v25n1/a11v25n1.pdf

Insectos agrícolas (UNAM) https://culturacientifica.com/2018/02/18/los-insectos-agricolas/

Control Químico de plagas (AgriFoodGateaway) https://hortintl.cals.ncsu.edu/articles/control-quimico-de-plagas

Insecticidas de Origen Biológico  https://espanol.epa.gov/sites/production-es/files/2015-09/documents/spch7.pdf

Modo de acción de los insecticidas (Universidad Autónoma de Nuevo León) file:///Users/imac/Downloads/178-319-1-SM.pdf

Los insecticidas piretroides (QuimiNet) https://www.quiminet.com/articulos/los-insecticidas-piretroides-17660.htm

Biopreparados para el manejo sostenible de plagas (FAO) http://www.fao.org/3/a-as435s.pdf

Uso correcto de insecticidas: control de la resistencia (Instituto Pedro Kourí) http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0375-07602002000300005

Manual de Buenas Prácticas Agrícolas para el productor hortofrutícola (FAO) http://www.fao.org/3/a-as171s.pdf

Qué son los plaguicidas http://www.fao.org/3/W1604S/w1604s04.htm#%C2%BFqu%C3%A9%20son%20los%20plaguicidas     

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