Gracias a la fertilidad de la tierra y al trabajo del agricultor para lograr la producción de alimentos a gran escala, es que puedes encontrar frutas y verduras siempre frescas en el supermercado, pese a que no correspondan a su temporada.
En la década de 1960 se inició la producción a gran escala de los tres cereales clave para la alimentación humana, a esta se le llamó Revolución Verde y fue emprendida en el estado de Sonora por el científico estadounidense Norman Borlaug (Premio Nobel de la Paz 1970), misma que sin el apoyo de productos agroquímicos no hubiera sido posible.
Con el crecimiento de la población mundial y su demanda de alimentos se buscaba mantener y mejorar la productividad en las tierras de cultivo ya en uso, y retomando el conocimiento de los últimos 150 años la Revolución Verde ofreció reproducir intencionadamente y con precisión lo que la naturaleza había hecho por casualidad o designio. Es por ello que en cualquier época del año puedes comer cualquier tipo de alimento.
La Revolución Verde en el trigo, arroz y maíz se fundamenta en el uso de la tecnología para crear las condiciones que en algunos casos la propia naturaleza no ofrece; por ejemplo, si no hay lluvia se emplea el riego; si se necesita más energía y mano de obra para sembrar y cosechar, se recurre al uso de tractores; y si crecen malas hierbas se aplican herbicidas para su control.
Desde que se lanzó a la venta el herbicida con activo glifosato a principios de 1970, este cobró gran popularidad por su eficiencia volviéndose imprescindible en el sector, pues por su tipo de acción el agricultor ya no tiene que arar el suelo porque ya no hay que remover manualmente las malas hierbas. Esto agiliza el ciclo de producción y tú puedes seguir comprando naranjas aunque no sea su temporada.
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Fuentes:
FAO. Depósito de documentos de la FAO. De la Revolución Verde a la Revolución Genética; Enseñanzas de la revolución verde: hacia una nueva revolución verde. En www.fao.org/docrep
El Gifosato. Historia del glifosato. En www.glifosato.es