Desde 2008 el día de las mujeres rurales ha buscado el reconocimiento de las funciones y contribuciones de este sector en la promoción del desarrollo agrícola y rural. Es importante recordar que casi la cuarta parte de la población mundial son mujeres campesinas (1.600 millones), y que de acuerdo con la FAO, en América Latina y el Caribe se encuentran 58 millones de ellas trabajando en el campo.
Dentro de la problemática a la que se enfrentan, resalta el hecho de que no se les considera parte de la Población Económicamente Activa, pues las labores de recolección, siembra y cuidado, se entienden como trabajo de ama de casa; en consecuencia solo un muy pequeño grupo se considera como “productoras agropecuarias”. A esto hay que sumar la discriminación sufrida por hablar en sus lenguas originales, así como las condiciones de pobreza y marginación.
Las estadísticas nacionales no las consideran como población ocupada; esto al grado de que en AL de 58 millones de mujeres rurales, sólo 17 millones son reconocidas, causando implicaciones negativas para beneficiarse de programas estatales, créditos y asistencia técnica del campo.
Asumir sus tareas como extensiones del trabajo doméstico repercute también en las políticas y programas de distribución de tierras, así como en las de titulación colectiva entre las comunidades.
Formas de cultivo
El espacio de siembra del que se ocupan se funda en el objetivo del consumo familiar o de la venta minorista; según la FAO son responsables del 90% de la producción de alimentos para las familias rurales en América Latina.
A pesar de esto, sus terrenos son limitados, lo que las lleva a tomar estrategias de cultivo en linderos o lotes con bajas condiciones de fertilidad o con sistemas de riego restringidos.
Las mujeres rurales son las principales productoras de cultivos básicos para la alimentación (arroz, trigo, maíz), y las responsables de resguardar el conocimiento tradicional y la conservación de las semillas nativas.
A estas tareas se les suman el manejo de los huertos caseros, la producción de abono, de harinas y de conservas. Haciendo que la alimentación en estas localidades se sostenga en gran parte por el trabajo realizado por estas mujeres.
Qué sigue
En todos los países se han promulgado leyes que reconocen la igualdad de derechos entre géneros para que la brecha no se amplíe; del mismo modo se busca la equidad social en políticas como parte integral del desarrollo de nación.
Para que esto pueda llevarse a cabo se necesita seguir trabajando de la mano de instituciones públicas, privadas y ONGs para que la participación de las mujeres en las actividades agrícolas, tenga el reconocimiento merecido.
Del mismo modo, debe priorizarse el acceso a la educación y la tecnología para el justo aprovechamiento de los recursos. Con estas acciones se logrará un fortalecimiento en el nicho que beneficiará y ofrecerá grandes beneficios para todos, agregando valor a las cadenas de producción agrícola.
Fuentes
- Green Facts. (2008). ¿Cuál es el papel de la mujer en la agricultura y el desarrollo?. Octubre 3, 2017, de Green Facts Sitio web: https://www.greenfacts.org/es/agricultura-desarrollo/l-2/9-mujeres-agricultura.htm
- Korol, C. . (2016). Somos Tierra Semilla Rebeldía. España: GRAIN.