La idea de un “hub agrícola” puede traducirse como “red de colaboración” entre científicos, agricultores, proveedores de insumos y autoridades. Es un centro de información que comienza su circuito con la investigación de una determinada práctica sobre una parcela, cuyos resultados se compartirán con los campesinos que implementarán —en grandes extensiones de tierra— esas acciones de “cultivo inteligente” para ahorrar agua y lograr cosechas sostenibles con el medio ambiente.
Desde 2016, el programa mexicano de Modernización Sustentable de la Agricultura Tradicional (MasAgro) ha participado en talleres binacionales con representantes de la iniciativa Climate Hubs del Departamento de Agricultura estadounidense (UDSA), para identificar elementos que permitan implementar en México “nodos” o centros agrícolas inteligentes, como ocurre en Estados Unidos.
Hace dos años, el primer encuentro se denominó “Integrando una red de hubs de agricultura para cambio climático en México”, el cual sirvió para comparar el programa Climate Hubs con el sistema de centros de innovación de MasAgro y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). Ambos comparten el mismo espíritu: aterrizar la investigación científica en el campo.
El 27 de julio de 2018, durante el foro “Nodos de Agricultura Climáticamente Inteligente”, se reconoció “la necesidad de una acción urgente —en todos los niveles y por parte de todos los interesados— para combatir el cambio climático y crear un marco de implementación que promueva impactos duraderos, abordando las causas de raíz y no solo los síntomas de estilos de vida insostenibles”, se consignó en el sitio del CIMMYT.
El contexto a este tipo de iniciativas es que, hacia 2050, el sector agropecuario mexicano deberá atender a una población de 170 millones de habitantes (47 % más del actual), con un incremento en la temperatura global estimado en 3º C más –muy por encima del máximo de 2º C contemplado por los Acuerdos de París sobre cambio climático–, por lo que el reto agrícola y alimentario para el país implicará empujar “cultivos inteligentes” en todo el territorio nacional.
Erick Rodríguez Maldonado, especialista de la Subdirección de Pesca, Forestal y Medio Ambiente de FIRA, explicó recientemente que las iniciativas de agricultura inteligente brindan un marco de acción y recomendaciones para hacer frente a esos desafíos.
“Nuestro país enfrentará un reto para producir una mayor cantidad de alimento, de adecuada calidad, y bajo condiciones de producción más severas no solo para sus habitantes, sino también para el resto del mundo”, aseveró.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ofrece un enfoque denominado Agricultura Climáticamente Inteligente (CSA) para proponer prácticas agropecuarias dirigidas a adaptar la producción a los efectos del cambio climático y mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero, al mismo tiempo que se mantiene o incrementa la productividad.
El término fue adoptado por la FAO en 2010 y sus pilares son: incrementar sosteniblemente la productividad y el ingreso agropecuario; adaptar la producción a los efectos adversos del cambio climático; y reducir o remover emisiones de gases de efecto invernadero cuando sea posible.
REFERENCIAS
Climate Hubs (UDSA) https://www.climatehubs.oce.usda.gov/
“Nodos de Agricultura Climáticamente Inteligente” (CYMMIT) http://conservacion.cimmyt.org/es/rss-conservacion/2630-2018-08-14-15-09-07
Hubs de innovación (CYMMIT) http://conservacion.cimmyt.org/es/hubs
Agricultura climáticamente inteligente (Hablemos del campo) https://www.hablemosdelcampo.com/sistemas-agricolas-inteligentes/