La actividad humana que más ha destruido el planeta es precisamente la que nos da de comer y, por lo tanto, la que no podemos dejar de hacer. No obstante, la podemos sostener de una manera más eficiente, aprovechando las nuevas tecnologías, tanto en temas de biotecnología, como de iluminación, riego, fumigación y monitoreo, entre otros.
Gracias a la iluminación con LED y otras herramientas modernas para mantener la temperatura y necesidades de las plantas, por ejemplo, ya se puede cultivar incluso en un espacio cerrado sin ventanas ni luz solar natural.
El biólogo español José Cervera asegura que con estos avances ya no hace falta suelo para que crezcan las plantas. Existen ya muchas opciones para sembrar en diferentes superficies: granjas verticales, en contenedores y en espacios cerrados.
Por su parte, Gertjan Meeuws, CEO de PlantLab, una compañía de investigación en agricultura, asegura que “a fin de mantener un planeta en el que valga la pena vivir, tenemos que cambiar nuestros métodos”. Y está convencido que estos desarrollos tecnológicos cambiarán la manera en que la población se alimenta.
Meeuws y otros tres biólogos holandeses tienen una estación de investigación donde siembran fresas, pimientos amarillos, albahaca y plátano, iluminados con focos LED rojo y azul; el agua que reciben escurre en los moldes donde están plantados cuando se necesita – mientras el exceso se recicla– y la temperatura es constante. Las luces se encienden y apagan, simulando el día y la noche, pero de acuerdo al ritmo de la planta.
El panorama se abre a nuevas maneras de producir nuestros alimentos, sin seguir comiéndonos el planeta. Cervera es optimista: “El futuro de la agricultura incluye granjas híper eficientes situadas en las mismas ciudades a las que proveen, con mayor producción, menores costos, reducción del uso de pesticidas, agua y tierra, y eliminación de los costes de transporte: menos cultivos destrozando ecosistemas y más comida para alimentar a más gente”.
Mientras la ciencia sigue buscando nuevas formas de que el planeta no se acabe, y con él nuestra fuente de alimentación, nosotros desde nuestra pequeña trinchera podemos contribuir sembrando algunos alimentos en huertas urbanas y disminuyendo el desperdicio de comida. Así cada uno va poniendo lo que le toca.