Sanjaya Rajaram llegó a México en 1969 para trabajar con un contrato de dos años en el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMyT). No sólo no se fue. El trabajo que realizó en nuestro país le valió que 45 años después fuera galardonado con el Premio Mundial de Alimentación 2014, tras haber desarrollado 480 variedades de trigo de alto rendimiento resistente a enfermedades y malas condiciones climáticas.
Esta investigación de mejoramiento genético permitió que la producción global del trigo se incrementara en más de 200 millones de toneladas en las últimas décadas, lo que repercutió en la calidad, cantidad y disponibilidad de alimentos en el planeta, como reconoció el jurado del premio.
Nacido en la India y nacionalizado mexicano, Rajaram vive actualmente en el municipio de San Miguel Chapultec, Estado de México, donde dirige su empresa Resource Seeds International. desde la cual continúa sus trabajos de investigación “con el mandato mundial de hacer llegar a todo el mundo los trigos mexicanos”.
En una entrevista concedida al diario español El País, el científico reconoció que se ha logrado mucho en México en lo que respecta a a la investigación sobre el mejoramiento genético de los alimentos, pero advirtió que “el campo mexicano necesita soldados”.
“El doctorado está bien, pero con ello no vamos a resolver los problemas en el terreno, debemos entrenar a jóvenes no sólo en la alta ciencia, sino en llevar la ayuda técnica a los agricultores”. Rajaram, indica el diario, “aboga por cambiar las prácticas de suelo para abaratar los costos de producción y alerta de las consecuencias del cambio climático: la sequía, las inundaciones y el aumento de la temperatura en los próximos 20 años deteriorán las cosechas”.
Después de estudiar Ingeniería Agrícola en la India, Rajaram cursó maestría y doctorado en Ingeniería Genética en Australia, para posteriormente viajar a México para trabajar en el CIMMyT, donde conoció al científico agrícola Norman E. Borlaug. Con él aprendió las bases de la nueva tecnología que permitió acercar la “Revolución Verde” (es decir, la técnica para incrementar la producción agrícola) y llevar semillas de trigo genéticamente modificadas al sur de Asia (Pakistán, India y Turkía, entre otros), donde se cultivaron para satisfacer las necesidades alimentarias de la zona.
Durante su gestión de 30 años al frente del CIMMyT, el equipo de investigadores consiguió elevar el rendimiento promedio en la producción de trigo a nivel nacional de tres toneladas por hectárea a seis. Apenas una pequeña retribución a México de lo que el quehacer científico le ha dado, explicó en otra entrevista, concedida al CONACYT.
Por ello el objetivo de su trabajo actual en el Resource Seeds International es “trabajar exclusivamente para México (…) y generar conocimiento que se aplique directamente a los productores del campo”.
Sus líneas de investigación buscan desarrollar variedades de trigo y maíz resistentes a la roya o chahuistle, y al cambio climático. Los resultados se pondrán a disposición de los pequeños productores a través de bancos de germoplasma como el que tiene el CIMMyT, para que cuenten con híbridos y variedades genéticamente modificas que le permitan optimizar sus niveles de producción.