Vives en la ciudad, no tienes jardín pero sí un par de plantas, y generas suficientes desechos orgánicos. Tienes entonces los elementos necesarios para devolverle a la tierra algo de lo que nos da, de forma viable y sencilla a través de la composta.
De acuerdo con una investigación del Instituto de Ingeniería de la UNAM, cada mexicano genera en promedio un kilo de desechos al día. Al año, en un hogar típico, esto se puede traducir en media tonelada de residuos, que sería un desperdicio si terminaran convertidos en basura sin ningún valor, ambiental ni económico.
Empezar es relativamente fácil; puedes utilizar un montoncito de tierra en el patio trasero, un huacal o un bote en el balcón. Los desechos orgánicos se descomponen naturalmente por medio de bacterias y hongos; el resultado está listo en un par de semanas o meses, dependiendo de la composición de la masa.
La composta agrega humedad y nutrientes a la tierra y mejoran la estructura del suelo, de manera que lo que se obtiene es un jardín o macetas sanas y productivas.
Primero, junta los desechos “verdes” y “cafés”. Los desperdicios de la comida como cáscaras de frutas y verduras, cascarones de huevo, restos y filtros de café, bolsitas de te, son desechos verdes y proveen nitrógeno. Se aconseja picar las semillas grandes como la de los aguacates, las cáscaras de naranja o de toronja antes de echarlas a la composta, porque tardan en desintegrarse. El periódico, papel, cartón, hojas secas, pedazos de madera y ramas, son desechos cafés y proveen carbono. También vas a necesitar tierra y agua.
Después ubica el lugar más soleado de la casa, junto a la ventana o en el balcón, para colocar una caja de madera –como un huacal de los que se consigue en cualquier mercado–, o un bote ancho.
Finalmente empieza a hacer capas de manera alternada, en una proporción de dos cafés por una verde, cuidando de no incluir quesos, carne, huesos o material vegetal condimentado o procesado. Excederse en verde –y usar residuos como los mencionados– puede generar malos olores o que la masa de la composta se vuelva viscosa.
En la base coloca material café (una capa de hojas secas es ideal, pero también funciona papel periódico cortado en pedazos pequeños) y luego una capa verde. Adiciona un poco de tierra para incentivar la generación de microorganismos, continúa con dos capas cafés y una verde, y así sucesivamente hasta que termines con capas cafés.
La composta debe mantenerse húmeda, pero sin gotear, y tapada. Hay que moverla cada semana con una pala para proveer de óxigeno a los microorganismos y facilitar la descomposición rápida y pareja. Quedará lista en un periodo entre dos meses y un año, cuando adquiera un tono oscuro, sin olor, y se desmorone fácilmente. Esto quiere decir que ya está lista para agregarla a la tierra del jardín o de las macetas para ayudarle a retener nutrientes y humedad. Y se habrá logrado sin convertir los residuos orgánicos en basura.