La maleza es aquella planta silvestre que provoca cambios desfavorables en la tierra y compite con los cultivos por nutrientes afectando a los productores en sus ganancias y al ecosistema en su evolución natural.
Por lo tanto, las malezas son especies vegetales que afectan el potencial productivo de la superficie, así como el volumen de agua manejado por el hombre. En consecuencia, se han buscado formas de controlar a la maleza para que no cause problemáticas en áreas cultivables, vecinas o no cultivables.
No se trata de erradicar a la vegetación que está siendo considerada como maleza sino de regularla y manejarla para que el daño que produce no afecte a los cultivos.
El nivel óptimo de control de malezas es aquél que proporciona más beneficios. Con esto en mente, el grado de reducción de la población se determina por los costos del control, incluyendo los precios de los productos y los efectos que puede tener en el futuro.
MÉTODOS PARA MANEJAR LA MALEZA
Para reducir y manejar la maleza existen tres tipos de métodos:
- Mecánico: arranque manual o corte con una herramienta, preparación de terreno, rotación de cultivos, policultivo, distancia de siembra, manejo de agua y solarización del suelo.
- Biológico: uso de enemigos naturales y cuarentena cuando proviene de otra región.
- Científico: uso de herbicidas.
Cada uno de estos tienes sus pros y sus contras en los sistemas de producción; así que elegir la técnica más efectiva para los agricultores depende del área y del nivel de infestación de la maleza.
PRÁCTICAS MECÁNICAS
Incluye todos los aspectos de atención a los cultivos de forma manual como el deshierbe, la quema del terreno, las consideraciones dentro de la labranza, la rotación de cultivos o los cultivos intercalados. A través de estas técnicas se alteran las condiciones del crecimiento de la maleza con el propósito de inhibir de forma competitiva o indirecta. Esta práctica es viable o no dependiendo del número de hectáreas cultivadas ya que puede representar un implicaciones de costo-beneficio.
Estas prácticas se basan en el concepto de nicho ecológico para la coexistencia de especies; sin embargo, si las especies difieren en la cantidad de su requerimiento de recursos, es posible que no se lleve a cabo efectivamente. Por otro lado, el objetivo del agricultor está pensado en la productividad de la especie cultivada, haciendo que el costo de la coexistencia de especies no pueda considerarse como una opción.
PRÁCTICAS BIOLÓGICAS
Se trata del uso de organismos vivos para el control de plagas. Es decir, aquellas que las atacan ingiriéndolas o por enfermedades causadas (en la mayoría de los casos por hongos).
Existen tres métodos particulares: el clásico, el aumentativo y el natural. El primero se basa en aquellos cultivos exóticos que se introducen donde no estaban presentes creando un desbalance ecológico; para volver al equilibrio se introduce un nuevo agente de su misma zona para que lidie con él de manera “natural” y no siga esparciéndose.
El control biológico aumentativo se utiliza cuando existen enemigos naturales de la maleza, pero por alguna razón no han ejercido su control correctamente. Entonces, se suelta en los campos a estos agentes para mermar el daño.
El control biológico natural es muy similar al anterior ya que se basa en la manipulación de enemigos naturales para incrementar el impacto contra la maleza; incluye, la competencia con otras plantas y cultivos.
El problema en esta forma de control es que estos nuevos agentes introducidos representen riesgos al hombre, los cultivos o el ambiente en general. Además, hay que considerar que estos organismos buscarán por sí solos las poblaciones de la maleza que hallen para ejercer su control sin importar que no se encuentren en áreas de cultivos.
PRÁCTICAS CIENTÍFICAS
Las prácticas mecánicas y biológicas para el manejo de malezas, no son suficientes para niveles masivos de producción, pero son compatibles con técnicas y estrategias de manejo integrado de plagas.
Dentro de las formas de manejo de maleza, los métodos científicos son los que se consideran más efectivos, sobre todo para los países industrializados quienes los aplican sobre el 85 y 100% de todos sus cultivos1.
Aunque en las economías emergentes su uso no está tan generalizado, los especialistas han pronosticado que su uso aumentará por el crecimiento poblacional y la intensificación de la agricultura, así como, por la reducción de precios y el aumento de la producción.
Dentro de un sistema de manejo de malezas, los herbicidas, son la principal práctica científica para el control y se consideran seguros tanto para los agricultores como para el medio ambiente si se usan adecuadamente.
Fuentes:
(1) Labrada R., Caseley J. C. & Parker C. (1996). “Estudio FAO producción y protección vegetal”. septiembre 13, 2017, de FAO Sitio web: http://www.fao.org/docrep/T1147S/t1147s05.htm#TopOfPage