Las semillas se siembran para que crezcan plantas y alimentos, pero hay algunas que se consumen directamente y que aportan grandes beneficios al organismo.
Básicamente, la semilla es el principal órgano reproductivo de una planta, es la creadora de vida, es donde pone todo su esfuerzo y la llena de proteínas, minerales, vitaminas, enzimas y aceites esenciales para formar la siguiente planta.
Si todo esas maravillas contienen las semillas, suena a que podríamos alimentarnos sólo de las semillas de todos los vegetales y frutos que comemos, pero le quitaría variedad a nuestra alimentación, además de que necesitamos otros nutrientes y cualidades de los demás alimentos.
No obstante, incluir algunas semillas a nuestra dieta diaria aporta grandes beneficios al organismo, como un alto contenido en vitamina E, que es un antioxidante natural, y grasas saludables de fácil digestión que ayudan a contrarrestar el colesterol y los triglicéridos altos, y a reforzar el sistema nervioso.
Las semillas se deben de comer crudas para que mantengan todas sus cualidades nutricionales; calentarlas hace que pierdan sus propiedades e incluso algunas producen sustancias tóxicas.
Aunque hay presentaciones que son muy sabrosas, como tostadas, garapiñadas o saladas, si queremos aprovechar su riqueza nutricional debemos consumirlos crudos, sin sal ni azúcar, de preferencia.
Y como en todos los grupos alimentarios, están los consentidos, los más sabrosos y los que aportan más beneficios al cuerpo. Estos siete no deben faltar en tu dieta diaria.
Chía
Tradicionalmente la conocemos como complemento del agua de limón –a diferencia del daño que le hace el calor, el agua no modifica sus propiedades nutricionales–. Contiene más del doble de proteínas que los frijoles, no tiene gluten y es rica en ácidos grasos Omega 3.
Cáñamo
Son las semillas de la planta del Cannabis, pero contienen menos de 0.3% de THC, que es el componente activo de la mariguana. Lo que sí contiene son 20 aminoácidos que el cuerpo humano no puede producir, además de 25% de proteínas vegetales, 30% de aceite omega 3, y minerales como magnesio, fósforo, potasio, zinc, calcio, hierro, vitamina A y fibra dietética.
Linaza
Estas semillas son unas de las principales proveedoras de ácidos grasos, 75% de su composición contiene Omega 3, pero además también son ricas en vitamina E, fibra dietética y enzimas digestivas.
Calabaza
También conocidas como pepitas, estas semillas son de uso común en la cocina mexicana –mole verde, pipián, palanquetas, jamoncillo–; sin embargo, ninguna de estas presentaciones es cruda, que es como más beneficios presenta. Y es que es la única semilla que tiene una composición alcalina, además de que tienen un alto contenido en proteínas, zinc, calcio y vitamina B.
Ajonjolí
Al igual que las pepitas, en México acostumbramos tostar el ajonjolí y usarlo como condimento para algunos platillos típicos –‘ajonjolí de todos los moles’–. Si las consumimos crudas, las también llamadas semillas de sésamo aportan ácidos grasos insaturados, proteína vegetal y fibra. También son ricas en magnesio, fósforo, hierro, calcio, zinc y potasio.
Girasol
Estas semillas tienen un alto contenido en fitosteroles, que ayudan a disminuir el colesterol y bajar los triglicéridos. Además, son ricas en vitamina E y en magnesio. Cien gramos de semillas de girasol contienen 29 gramos de proteína.
Granada
Esta semilla se come como parte de la fruta. Es rica en polifenoles, un antioxidante que ayuda a reducir problemas cardiacos. Estas semillas también son ricas en vitamina C y potasio.